Crítica de ‘Noche de Bodas’: ¿Qué viva la novia?
Noche de Bodas se estrena en cines este 11 de Octubre (2019) y, gracias a los amigos de Sensacine, hemos podido hincarle el diente con un poco de antelación.
Sin lugar a dudas, Noche de Bodas es uno de los proyectos cinematográficos más interesantes y que más sorpresas está dando este 2019, y eso que no deja de ser una comedia negra tradicional.
Aun así, resulta que su guión, la idea que se encuentra en la película, es de las más originales, por no decir, la más original que me he encontrado en los últimos tiempos. Con un presupuesto de apenas 6 millones de dólares, la cinta ya ronda los cincuenta en recaudación mundial. Esperando a que se estrene en otros sitios de Europa, veremos, porque fácilmente puede llegar a los cien sin problema, y esto ya la convertiría en un gran ejercicio de rentabilidad. Por lo menos para el que escribe, estos, sin duda ,son los proyectos que merecen la pena, películas en las que encuentras que hay alma en su contenido y no solo un festival de efectos digitales.
El planteamiento de Noche de Bodas es muy sencillo. Una boda. Grace (Samara Weaving) y Alex (Mark O´Brien). El novio pertenece a una familia de ricos, propietarios de un imperio de juegos de mesa. Y esta familia tiene una tradición. En la noche de bodas, la novia debe jugar con ellos a un juego. Lo que Grace no se espera es que ese juego consiste en darla caza para matarla. Una familia de psicópatas que poco a poco van revelando su auténtica personalidad, y es aquí donde reside la fortaleza de la película, más allá de unas dulces escenas gore, y es que, con mucha sencillez, los poco conocidos directores Tyler Gillett y Matt Bettinelli-Olpin (encargados de algunos tramos de la cinta de relatos de terror V/H/S) y su guionista, Guy Busicks, nos perfilan una historia de auténtica locura entremezclada con ingredientes de satanismo.
Así pues, Noche de Bodas resulta un entretenimiento gamberro, macarra y con mucho mal perder por parte de sus jugadores. Espero y deseo que triunfe por todo lo alto, se lo merece sin duda.