Big Hero 6 se estrena en España el próximo 19 de diciembre, pero para que vayáis haciendo cuerpo, os traemos ya su crítica.
Atendiendo a su cultura corporativa de reducir a la competencia en la medida de lo posible, porque se sufre por comparación, la Casa Disney ha efectuado su imparable fagocitosis de manera muy exitosa en los últimos años al absorber a verdaderos monstruos del entretenimiento, que como sabéis son “Pixar Animation Studios”, “Marvel Entertainment” y el emporio de George Lucas, “Lucasfilm”.
Con “Pixar” mantuvo un relación amistosa que duró 15 años (1991-2006) y que les trajo muy buenos dividendos al agenciarse 2 Premios de la Academia de Hollywood en la categoria de “Best Animated Feature” (“Mejor Película Animada”): “Buscando a Nemo” (2003) y “Los Increíbles” (2004); y una vez que absorbieron a “Pixar”, el resultado fue aún mejor pues los Oscar© llegaron en cascada: “Ratatouille” (2007), “WALL E. Batallón de limpieza” (2008), “Up” (2009), “Toy Story 3” (2010) e “Indomable” (2012).
Animados por este tremendo éxito decidieron dar sus primeros pasos en solitario en el campo de la animación por computadora y el resultado volvió a ser igualmente satisfactorio, Oscar© y muchos dólares en la taquilla fueron los réditos que les trajo su propia producción de “Frozen: El reino del hielo” (2013).
Y ya en este camino de las asociaciones estratégicas y absorciones empresariales, el imperio de Walt Disney decidió aventurarse con un producto de “Marvel” que sabían de antemano podrían modificar de tal forma que innegablemente fuera un cómic transformado en una película con las orejas de Mickey Mouse bien puestas.
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Hiro Hamada |
El cómic al que nos referimos por supuesto es “Big Hero 6”, que aunque es de origen estadunidense, tiene entre sus personajes principales a chicos y chicas de Japón con nombres y costumbres propias del País del Sol Naciente. Esto ya le otorgaba un perfil distinto a este tebeo, pues no contaba con los personajes que por antonomasia son típicamente estadunidenses, por lo que las modificaciones estaban dictadas ya desde la mesa.
El proyecto de llevar a la pantalla grande a la pandilla de “Hiro Takachiho” corrió a cargo de Don Hall (“Winnie the Pooh”) y Chris Williams (“Bolt”), ambos compartiendo la silla de director; con los arreglos en el guión tuvieron a Jordan Roberts (“El viaje del emperador”), Daniel Gerson (“Monstruos University”) y Robert L. Baird (“Cars”). En la oficina de producción estuvieron Roy Conli (“Enredados”) y la leyenda John Lasseter, la cabecilla principal de todos los proyectos de “Pixar” cuando ésta todavía era independiente.
La principal tarea de Roberts, Gerson y Baird fue girar el núcleo narrativo de la historia hacia “Hiro” y “Baymax” (el robot adorable y gentil que construye “Tadashi”, el hermano de “Hiro”) casi en exclusiva, para conseguir una relación entre ambos llena de humanismo y sensibilidad (cercana al parangón con “El gigante de hierro” (Brad Bird, 1999)).
“Hiro Hamada” (
le cambiaron el apellido por cuestiones de eufonía) es un chico de 14 años genio en la robótica, un tanto desorientado, pues piensa dedicarse a las
bot fights (
peleas robóticas) el resto de su vida, porque según él,
aunque ilegales son muy lucrativas.
“Tadashi Hamada” (
Daniel Henney), su hermano mayor, le hace entrar en razón, al decirle que no puede desperdiciar su talento en esa ilícita actividad y que lo más conveniente para él es seguir sus estudios en el
“Instituto de Tecnología de San Fransokyo”. |
El villano del film |
Convencido por las palabras de su hermano, “Hiro” (Ryan Potter) decide aplicar solicitud en el showcase que ofrece el Instituto a todos sus aspirantes. “Hiro” con su incesante genio, construye los microbots, que mediante un neurotransmisor, obedecen las órdenes que él les da a su entero placer, pudiendo aquéllos funcionar como medios de transporte y también como perfectas armas de defensa y destrucción. La exhibición de “Hiro” detona la historia, llamando de inmediato la atención de las autoridades del Instituto, al igual que la de “Alistair Krei” (Alan Tudyk), CEO de “Industrias Tecnológicas Krei”, cuyas razones de su interés aún desconoce el menor de los “Hamada”.
El diseño del robot inflable “Baymax” (Scott Adsit), se inspiró en las creaciones de los androides suaves (soft-robotics) de la Universidad Carnegie Mellon (Pittsburgh, Pennsylvania) y que funciona a múltiples niveles, pudiendo ser desde un asistente médico personal hasta una implacable máquina de aniquilación y en medio de ello emociones de cualidades multiformes: sensible, humanista, sacrificado, pero al menor cambio de chip puede convertirse en el peor de los “Terminators”.
San Fransokyo, la ciudad donde toma lugar la historia, es un
híbrido arquitectónico de dos culturas bien delineadas: la oriental y la occidental, además de que parte del diseño de la megalópolis está inspirado en filmes como
“Akira” (
1988) y
“Ghost in the Shell” (
1995). El nombre de la ciudad también es la fusión de dos nombres de urbes muy bien conocidas: la californiana,
San Francisco y la japonesa,
Tokyo.
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El equipo “Big Hero 6” al completo |
La construcción de
“Big Hero 6, the movie” no podría quedar completa sin los otros 4 integrantes del sexteto (mas información del grupo haciendo
clic aquí): iniciando con la cándida
“Honey Lemon” (
Genesis Rodriguez), cuyo poder central es
la fragilización química del metal; el acrofóbico
“Wasabi” (
Damon Wayans Jr.) con sus
navajas de plasma inducidas por láser; la impulsiva
“Go Go Tomago” (
Jamie Chung) y sus
discos con suspensión electromagnética; y el despreocupado
“Fred” (
T.J. Miller) con su traje de
Godzilla (
Fredzilla) que
escupe fuego a la menor provocación.
Han pasado ya muchos años desde que Mickey Mouse sorprendió al mundo con “Steamboat Willie” (1928) y sin embargo a pesar de tanto tiempo el emporio que creó su papá Walt sigue vigente hoy más que nunca. Apelando a la ley del efecto de Thorndike de que si a una respuesta le sigue una satisfacción, esa respuesta se graba en la mente con más fuerza que si le sigue una decepción puedo decir que se respondió al llamado de “6 héroes” y el resultado ha sido más que satisfactorio, concluyendo que la Casa Disney sigue siendo sinónimo de animación de calidad en el campo de la cinematografía internacional y que sus historias y personajes seguirán teniendo un lugar especial en la mente y los corazones de niños y adultos de todo el mundo.
Parece ser que el emporio de Disney se está asegurando de una nueva generación de pequeñines seguidores, después de desmarcarse de la sociedad con Pixar. Cuántas generaciones más podrán cautivar?
Saludos Edu Bustamante!!!