Michael Bay produce una nueva cinta sobre jóvenes, viajes en el tiempo y las consecuencias que estos acarrean en un film demasiado enfocado para el publico adolescente.
Hay alguien en Hollywood que, últimamente, no para ni un momento. Hablo de Michael Bay, el legendario astro que no solo se limita a dirigir, sino también a producir y lanzar nuevos talentos. Últimamente, hemos visto algunas joyas como Tortugas Ninja, película que muchos han vapuleado y a mí personalmente me ha parecido sensacional como lo que es, un producto de entretenimiento.
También este año ha realizado una serie de tv, una genial aventura llamada The Last Ship, con la que he disfrutado desde el primer capítulo y que se ha situado en mi podio personal de las pocas mejores series que he visto en el tiempo presente. Por otro lado, el señor Bay no podía alejarse mucho del cine de terror, y ha producido una cosa inexplicable llamada Ouija, aunque respeto tremendamente a aquellos a los que les haya gustado.
Pues para comenzar el año, Bay nos trae un nuevo relato de su particular factoría de nuevos descubrimientos. Y aquí tengo que hacer un breve receso de sinceridad, aunque solo sea para sentirme mejor conmigo mismo, y es que Project Almanac está muy bien, pero bajo mi punto de vista, podría haber sido mucho mejor si el rumbo de la narración hubiese sido otro, ya que pese a que la película tiene un comienzo bastante prometedor, yo diría que bastante maduro para ser una cinta de consumo juvenil, no deja de ser un film con un público objetivo bastante marcado.
Todo comienza con el protagonista del relato, un joven estudiante de secundaria llamado David Raskin (Jonny Weston), un genio de las ciencias igual que lo fue su padre, que quiere estudiar en prestigioso MIT con una beca de física. David siempre está acompañado de su hermana Chris (Virginia Gardner), la que va grabando todo lo que vemos en el film, cámara en mano, utilizando un estilo de filmación que ya hemos podido ver en cintas como REC, Monstruoso, Project X y alguna que otra, y sus dos fieles amigos Adam (Allen Evangelista) y Quinn (Sam Lerner). El joven protagonista solicita al MIT esa beca para poder realizar su carrera allí, pero no se la dan, aunque sí que le admiten para estudiar en la universidad.
Tras recibir este varapalo, David se pone a buscar alguna idea con la que impresionar a la directiva del prestigioso centro y que le den una beca diferente. Removiendo cajas en el trastero de su casa junto con Chris, los hermanos encuentran una cámara de video antigua. Deciden encenderla llevados por la curiosidad, y encuentran un video de cumpleaños, cuando David tenía 7 años, y ambos se llevan una sorpresa que roza la inquietud, pues en una imagen del video, David se ve así mismo, tal y como es en el presente, con 17 años. Es entonces cuando desentrañan un misterio respecto a su padre, ayudados por Adam y Quinn, y es que el progenitor trabajaba para DARPA, una división secreta de investigación donde, entre otras cosas se creó lo que hoy en día conocemos como Internet. David y el grupo encuentran unos planos misteriosos y un objeto extraño en el suelo del sótano, en una cámara secreta: Unos planos que responden a la construcción de una Máquina del Tiempo.
Aquí se desatan los acontecimientos más disparatados, marcados por numerosos viajes al pasado, alterando acontecimientos conocidos, entremezclando diferentes futuros y pasados posibles. Como decía anteriormente, Project Almanac podría haber sido una historia mucho más interesante, más madura en coherencia con lo planteado al comienzo del film, porque perfectamente David podría haber tomado la decisión de intentar impedir que su padre muriese en el accidente de coche. Ello da lugar a reflexionar sobre lo que conlleva cambiar el pasado y quizás también lleva al espectador a que piense para sí mismo qué haría si tuviese en su poder una máquina del tiempo. Pero el relato se va por otros derroteros, transformándose en una película juvenil más, con chavales que aprovechan para irse a festivales de música que no pudieron ver, o utilizar sus conocimientos deportivos para poder ganar la lotería.
Claramente, el director novela Dean Israelite hace un homenaje o guiño a historias ya conocidas como Regreso al Futuro, Frequency o el Efecto Mariposa, donde ya se ha utilizado la temática de los viajes en el tiempo. La idea no es novedosa, aunque está bien contada y sobre todo, sorprende mucho tratándose de una película destinada al público más joven, aun así, tengo la sensación de que empieza queriendo ser una cosa y luego desemboca en otra.
Desde luego Michael Bay sabrá mucho mejor que yo si esta decisión es un acierto a nivel de taquilla ya que además de ese asunto (el del abuso de estilo juvenil) todos los actores que salen aquí, son prácticamente desconocidos, algo que suele pesar en contra de ciertas producciones a pesar de que a algunos se les ha visto en algunas cosas, como son los casos de Sir Maejor al que se ha visto en American Horror Story: COVEN; Sofía Black D´elia (Inmigrant) o Sam Lerner, conocido por su papel en Monsters House.
En definitiva y a pesar de lo expuesto, Project Almanac es muy entretenida y cumple perfectamente lo que se pueda esperar de ella, pero tampoco pasa nada porque se hagan historias más profundas para el público joven.