Crítica «Angry Birds: La película» ¿Diversión a la altura del videojuego?

Crítica Angry Birds: La Película

Es evidente que, en algunas ramas artísticas, hay un problema de creatividad. No sé si es muy grave o no, pero hay una crisis importante. ¿Asociada a los guionistas? ¿A los estudios que no quieren arriesgarse? Desconozco la respuesta. Pero, independientemente de que esta crisis exista, Hollywood sigue lanzando franquicias con aroma de posible éxito económico, productos que están ahí para llenar las salas de gente comiendo palomitas y tomando refrescos. Y hay una nueva “franquicia” de animación en ciernes. Dependerá del resultado de esta primera entrega, pero creo que lo puede conseguir y si me equivoco, pues nada, tampoco es que tenga poderes de Precog.

El caso es que la industria del séptimo arte comienza a estudiar otros fenómenos de los que sacar tajada. Ya no bastan los libros, los cómics, o los videojuegos tradicionales. Ahora, entramos en el terreno de los juegos para móviles, y también los de mesa (véase Battleship); de hecho creo que Spielberg tiene un proyecto relacionado con adaptar el Monopoly al cine. Ya lo veremos. El caso es que ahora nos toca hablar de Angry Birds, la adaptación del popular juego de habilidad para teléfonos móviles y demás plataformas. El juego es muy simple: lanzar unos pájaros que tienen diferentes habilidades especiales contra unas construcciones realizadas por sus enemigos, los cerdos, que siempre están intentando robarles los huevos a los pájaros. El éxito del juego ha sido tal, que se creó también una variante temática, centrada en Star Wars
Red y los cerdos de Angry Birds
Red y los cerdos
La apuesta con el film puede ser arriesgada, y se puede creer que con los antecedentes mencionados, la cinta no cuente nada especialmente relevante. Mi sorpresa ha sido mayúscula al encontrarme una película de animación que, en la forma cumple con lo esperado, pero en el fondo, tiene algo más, subyace un mensaje que es perceptible, y no creo que todo el mundo esté precisamente atento al mismo. Porque al tratarse de Angry Birds, pensamos que la película debería ser automáticamente, un producto gamberro, quizás rozando la fina línea entre el humor negro y el zafio. ¿Debería haber sido esto? Sinceramente, me es inverosímil. Lo importante es que la película es muy entretenida, y hace que pases un buen rato con su poco más de hora y media de metraje.
Puede que haya un elemento que juegue en su contra, y sea esa indecisión sobre lo que se quiere hacer. Se percibe esa intención de lograr una mezcla perfecta entre ese tono irreverente y el punto tierno a nivel emocional que tiene toda película apta para todos los públicos. Pero creo que habría sido mejor optar por una de las dos fórmulas.
Red en una sesión para el control de la rabia (Angry Birds)
Red en una sesión para el control de la rabia
Red, Chuck, Terence y Boom. Son los Angry Birds, los protagonistas de la cinta, personajes perdidos en una comunidad utópica, donde todo el mundo tiene que ser feliz y cualquier muestra de divergencia te convierte en sujeto de terapia psicológica. Muy orwelliano todo. Y es que, a esta comunidad, llegan unos seres extraños: los Cerdos. De color verde, como si fueran unos extraterrestres. Venden una imagen pacífica cuando en el fondo, tienen intenciones espurias. Una metáfora perfecta de los tiempos que vivimos; hoy, si no eres de esa masa sentimentaloide, con la razón y la lógica anestesiada, eres carne de cañón. Y es que, cuando las cosas se tuercen, no dudan en suplicar a Red, al que antes despreciaban, para que salve a sus hijos. Y enseguida, este planteamiento, se vuelve más blando, más aventurero, desembocando en una cinta de consumo más fácil y apto para el público general, con la batalla final que imita perfectamente al juego de móvil: destrucción, explosiones y caos cómico.
Lo que está claro, es que Angry Birds hará las delicias del público, y especialmente los más peques se lo pasarán muy bien viéndola en cines a partir del 13 de mayo, fecha en la que los Pájaros Enfadados se estrenan en la cartelera española de la mano de Sony Pictures.

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