El pasado domingo 22 de junio, los protagonistas de True Blood volvían al canal HBO aprovechando el hueco dejado por Juego de Tronos, y debido a la expectación que presenta esta nueva y última temporada (que podría terminar en una película), os traemos la reseña del arranque de temporada.
El verano es una estación del año muy particular, huele a libertad, a noches calurosas, a grillos. Se trata de la época apropiada para visitar el pueblo de Bon Temps y acercarnos a las historias de sus curiosos habitantes. Así lo hemos hecho los últimos seis años, por desgracia, en esta temporada será por última vez.
En el cliffhanger del año pasado, un grupo enloquecido de vampiros infectados con la hepatitis V acechaban a nuestros protagonistas al compás de Radioactive de Imagine Dragons. Sin solución de continuidad, los primeros minutos de esta temporada nos transportan al epicentro de un salvaje ataque en el que los lugareños parecen no tener ninguna oportunidad. Súbitamente la banda de vampiros se bate en retirada, no sin antes secuestrar a algunos conocidos miembros de la comunidad entre los que se encuentran Arlene, Holly y Nicole. Sin embargo, la peor de las secuelas de esta lucha la encontramos en la muerte de uno de los personajes principales de la serie que nos había acompañado desde sus inicios, estamos hablando de Tara. Y todo esto sin ni siquiera escuchar la melodía de los títulos de crédito.
Un personaje de esta importancia merecía quizás una muerte más digna, más trascendente, aunque también es verdad que la íntima amiga de Sookie llevaba demasiado tiempo requiriendo una salida de la serie. Un buen momento hubiera sido el final de la cuarta temporada, después de recibir el disparo a bocajarro, pero los guionistas decidieron darle una segunda vida como no muerta. Una trama que, en realidad, nunca llegó a despegar del todo.
El episodio en sí se encuentra centrado en las pocas horas después del ataque y en el esfuerzo del pueblo por sobrevivir a esa noche. Reagrupados en el Merlotte´s, las autoridades del pueblo, el alcade Sam y el Sheriff Andy, deciden ceñirse al plan ya expuesto en la temporada anterior de emparejar cada humano del pueblo con un vampiro, en una simbiótica relación en la que ambos miembros de la pareja ganan. Después, piden a todo el mundo que regrese a casa.
Sookie, abrumada por la situación, no puede evitar leer la mente de los que la rodean, y lo que encuentra en sus vecinos no es más que rechazo, provocando su huída del lugar. No es una decisión inteligente, con la que está cayendo. Así, se interna a solas en el bosque de noche y, aunque no sufre ningún percance, se cruza con el cadáver de una misteriosa mujer de la que parece que sabremos más en le próximo episodio.
Jessica, por su parte, se siente en la obligación de proteger a Adilyn, a pesar de la oposición del sheriff Bellafleur. La joven vampira admite su culpabilidad en la muerte de las hermanas de la hada. A pesar de ello, Adilyn le confiesa que no la odia, en un emotivo momento, de los pocos tranquilos que hay en el capítulo. Jessica la protegerá de un vampiro atraído por el olor de la sangre de hada, no sin ser salvada in extremis por Adilyn, al invitarla a entrar en su casa coincidiendo con los primeros rayos de sol de la mañana.
Lafayette, en estado de shock por la muerte de su prima, pasa la noche con James, el nuevo novio de Jessica, y surge entre ellos una inesperada química. Veremos en próximos capítulos si el interés romántico de este personaje, que insinúa una antigua relación homosexual, termina virando hacia el pintoresco cocinero del Merlotte´s. Además, Jason y Violet practican sexo violentamente sobre el capó de un coche. Esto es “True Blood” y HBO ¿Acaso a alguien le ha cogido por sorpresa?
Bellefleur y Comptom inician una búsqueda infructuosa del nido de los vampiros infectados, en un desesperado intento de rescatar a Holly y Arlene. Finalmente, terminan topándose con un pequeño grupo, capitaneado por un político del pueblo ávido de poder, que tiene una visión racista sobre los seres sobrenaturales muy similar a la de otros antagonistas de temporadas anteriores. El personaje de Vince, presentado en este capítulo, parece que dará quebraderos de cabeza en el futuro, más aún cuando ha descubierto el secreto de Sam acerca de su condición de cambiante.
Aunque Bellefleur se pone de parte de Bill y le protege, le confiesa que nunca podrán tener una relación cordial, al considerarlo el asesino de sus hijas. Resulta un poco sorprendente la forma en la que se han olvidado en la serie del tema de Lilith, después de darle vueltas durante casi dos temporadas, cambiando el carácter del vampiro, convirtiéndolo en alguien poderoso y maligno del que ya no queda nada.
Las mejores escenas del episodio, como suele ser habitual, se las lleva Pam, que inicia una búsqueda por los bajos fondos de Marruecos, estrenando uno de los escenarios más exóticos en los que llevamos de serie, para buscar a una persona que, hasta que nos digan lo contrario, parece ser que no es otro que Eric. En el par de conversaciones de las que somos testigos comprobamos cómo no ha perdido ni un ápice de veneno en sus comentarios y el momento de la ruleta rusa es para enmarcar.
Un estupendo arranque, en definitiva, de una temporada en la que parece que los responsables de la serie quieren echar el resto, potenciando los aspectos terroríficos y oscuros de la historia y dándole una velocidad a la acción que esperemos se mantenga en los capítulos que quedan por delante.