Es complicado. Por momentos escuchamos un spaghetti western. Por momentos a uno de los compositores australianos más reconocidos. Igual que la película, la música de David Hirschfelder para La Modista es inclasificable y rara, rara, rara.
Una armónica anuncia la inquietante e imponente presencia de Kate Winslet. Fantasmal como la eterna compañera de Charles Bronson en “Hasta que llegó su hora”. Morriconiana hasta las trancas, los silbidos, el clave, y las curiosas y variadas percusiones. Como en su día lo fue aquella, compañera perfecta de una película extraña. Perfecta en su imperfección, porque ni la música ni la película terminan de encajar en nuestros esquemas, ni en los del cine mismo. Asistimos al nacimiento de un nuevo género: el Fashion Western. (Una Arrives In Dungatar, Opening,
El Oeste australiano de La Modista, como todos los Oestes, es una mezcla de todo. Tiene algo de europeo, algo de americano y algo de marsupial. Una fusión extravagante como ella sola. Efectiva solo como ella misma y en su lugar concreto. Arpa de boca, guitarra, violín, acordeón, castañuelas, celesta, cascabeles, campanas… escuchar los temas de Hirschfelder es como comer un plato de espaguetis con chile picante y albóndigas de carne de canguro, acompañado de un buen trago. Un menú difícil de digerir si no está preparado por un buen cocinero. Cocina moderna de autor, como la película de Jocelyn Moorhouse.
Y como obra autoral, puede ser como le dé la gana. Así que si la señora Jocelyn quiere, echamos a un lado el oeste y metemos un drama y una película romántica que solo tienen de western su transcurrir en un entorno rural alejado del mundanal ruido. Es entonces cuando Hirschfelder dice adiós a Morricone y sus spaghettis y se interna en el maravilloso mundo de la música de cine actual, entrando por la puerta grande del minimalismo más lírico y emocionante. Es entonces cuando compone un tema principal que puede compararse en belleza al de Alexandre Desplat para The Imitation Game (Morten Tyldum, 2014) o el de Jóhann Jóhannsson para La Teoría del Todo (James Marsh, 2014). Es entonces cuando todo el drama interno de la protagonista y todo el fondo social del guión se desparraman por un tema que nunca te cansas de escuchar y que, antes de aparecer en toda su plenitud en los créditos finales, hemos podido intuir, con sus variaciones (tonalidades menores, con celesta, con violonchelo, con campanas que anuncian la muerte…), en momentos clave de la historia de la protagonista. Es entonces cuando la confusión llega a límites insospechados. ¿Qué tipo de banda sonora estamos escuchando?
David Hirschfelder, nominado en dos ocasiones al Oscar por Shine, el resplandor de un genio (Scott Hicks, 1996) y por la impresionante y sobrecogedora Elizabeth (Shekhar Kapur, 1998), ya ha estado en el Oeste cinematográfico con Australia (Baz Luhrmann, 2008), de la que podemos intuir ciertos lejanísimos recuerdos en esta modista. También ha hecho Un Largo Viaje (Jonathan Teplitzky, 2013) capturando sonidos de una guerra y un trauma. Ha sido El Maestro del Agua (Rusell Crowe, 2014). Se ha atrevido con todo y con directores de todas clases y personalidades. Ahora, junto a Moorhouse, no crea algo nuevo, pero hace una mezcla novedosa que no cae en saco roto ni deja a nadie indiferente. ¿Te atreves a retarle a un duelo?
Aquí puedes escuchar un fragmento de todos los temas: BSO LA MODISTA