Juro que he estado tentado de rellenar una página con la cadena “ZZZZZZ” como reseña del capítulo. Qué episodio más anodino, aburrido, soso. Y si bien es comprensible altibajos en narraciones de tan larga extensión como las series, cuando hablamos de un desenlace, una resolución, es imperdonable. Si no tuviese marcado en la retina el caso reciente de Dexter, diría que es el peor final de serie que he visto jamás.
Paradójicamente, hay poco que comentar hoy. La trama que relaciona la Yakuza, la Corporación Yakonomo y New Blood, que se suponía el esqueleto de la temporada, se resuelve en menos de diez minutos. Eso nos da una idea de la importancia del tema para los guionistas. Y concluye de forma lógica cuando éstos empiezan a tratar al personaje de Eric correctamente, como un poderoso e implacable vampiro de mil años de antigüedad. Nada de hacer de celestino para Stackhouse y Comptom, ni de chantajes con la vida de Sookie o Pam como moneda de cambio. Cuando el Sr. Northman es él mismo, una panda de matones de tres al cuarto le duran cero coma dos, y a bailar música electrónica en un coche de alta gama lleno de cadáveres orientales. Al final, Eric y su mano derecha Pam comercializarán el producto “New Blood” y dejarán a Sarah Newlin en los sótanos del Fangtasia, atormentada por el fantasma de su ex marido, para alimentar a vampiros pudientes que estén dispuestos a pagar cantidades obscenas de dinero por su sangre.
¡¡ A tope Eric !! |
El cuerpo central del capítulo será por tanto la muerte de Bill, un vampiro que se ha cansado de la vida eterna y quiere reunirse con sus seres queridos, esposa e hija, ese es el sentido de todos esos flashbacks ambientados en la guerra civil americana que hemos estado soportando. Sin embargo, este le hará una propuesta a Sookie, una interesante vuelta de tuerca, que la sumirá en una reflexión sobre sí misma y sobre la condición de sus habilidades, si pueden considerarse una bendición o una maldición, cuestionarse si realmente anhela una vida normal. William le pide que le mate usando la bola de luz que las hadas pueden utilizar una única vez para matar vampiros, pero que también le roba todos sus poderes para siempre. En la escena cumbre, frente a la tumba vacía del vampiro Bill, el último vestigio de su humanidad, Sookie decide mantener sus poderes, por formar parte de su propia identidad y atraviesa con una estaca al amor de su vida, aquel que nunca podrá olvidar. Qué pena que Anna Paquin y Stephen Moyer tengan el mismo carisma que un ficus, lo que no ayuda a superar la indiferencia que sentimos acerca de sus destinos.
Quitando esto poco queda, mucho relleno. La boda improvisada de Jessica y Hoyt, que ya se habían jurado amor eterno, y los últimos compases que llevan a Jason y Brigitte a estar juntos. Es verdad que la nostalgia por unos personajes a los que ya no veremos más sigue estando ahí y ciertas líneas de diálogos son simpáticas, las referencias a la película “A propósito de Henry” o la revelación al Reverendo Daniels por parte de Sookie de su condición de hada, en las que comprobamos que la serie sigue sin tomarse del todo en serio a sí misma, afortunadamente. Mención aparte de un par de atinados cameos, el de la abuela Stackhouse, en un recuerdo de su nieta, y el de Charlaine Harris, la escritora de la serie de novelas en las que True Blood se basa. Pero resulta insuficiente.
Lo que no puedo perdonar es que el final parece corresponder a una serie distinta a la que he estado siguiendo los últimos siete años, con una moralina y una defensa de los valores tradicionales, casi rancios en los tiempos que corren, propia de un telefilm de sobremesa de fin de semana, con un epílogo que transcurre durante una cena de Acción de Gracias llena de parejas felices y montones de niños correteando por doquier. Más sorprendente aún si tenemos en cuenta la fuerte carga crítica sobre estos aspectos de los trabajos previos del creador de la serie, Alan Ball.
Nada más pensar en aquellos Trubbies que se han mantenido en vilo preguntándose por la pareja definitiva de Sookie, la protagonista de la serie, la camarera hada telépata, me parto de la risa. Ya no sólo resulta ser alguien de quién no se ha hecho referencia durante el resto de la serie, sino que ni siquiera vemos su cara. Es indiferente, lo importante para ella es que ya tiene su bombo, que es lo que había deseado, parece ser, toda su vida.
2 respuestas
No puedo estar más de acuerdo con este análisis del capitulo final y que cierra la serie "True blood". Cuando lo terminé de ver ayer, me sentí indignada, a la vez que decepcionada. Parece que los guionistas han querido resolver todo de golpe y porrazo y no le han dado un final digno después de siete temporadas. Y lo de Sookie y Bill me puso de los nervios. En fin, una auténtica lástima que rompieran la esencia que la vió nacer y se dejasen llevar por lo "imprevisible".
Muy, muy decepcionante final para una serie que se estaba metiendo en un fregao del que claramente no sabía salir. Aún así os dejo el post que le dediqué a esta serie donde canto sus momentos de gloria, porque en el pasado también los ha tenido, por si tenéis curiosidad y/o nostalgia 😉
http://seriesanatomy.blogspot.com.es/2014/09/true-happy-ending.html
Saludos!