Hace un día soleado en una campiña inglesa. Se están celebrando los actos previos a una boda. Todos los invitados sonríen, los novios rebosan felicidad. Se hacen los oportunos brindis, deseándole a la pareja el mejor futuro. Y, en cuestión de segundos, una pequeña alteración sacude el statu quo del evento. Aparece una mujer que se encuentra ya en la mediana edad a la que conoceremos a partir de ahora como Narradora (Carla Gugino). Y es que poco después del almuerzo, cuando el atardecer invita a resguardarse al calor de la chimenea, enseguida comienzan las leyendas acerca del lugar. Hablan sobre sentimientos complicados. Hablan sobre la pérdida y la muerte. Pero también son historias de amor. Y como añade la propia Narradora: “Una de fantasmas”. Porque este es el sustrato de todo cuento fantasmas que se precie, ya que siempre empiezan al albor de una fogata, enmarcada por la oscuridad. Ya nos han dicho que nos van a contar una historia de fantasmas. Solo nos queda sentarnos en el sillón más cómodo, y dejarnos llevar.
En La Maldición de Bly Manor, la historia comienza con una joven estadounidense a la que la vida no ha tratado especialmente bien últimamente. Necesita un nuevo mundo. Y llega a ella una oferta desde Inglaterra. Lord Henry Wingrave (Henry Thomas) necesita una au pair que cuide de sus sobrinos, Miles y Cora. La joven no duda en viajar para hacerse con el trabajo, que la llevará al pueblo de Bly, en la campiña inglesa. En concreto, a una mansión que alberga una buena cantidad de historias en su interior. Al principio todo es asombro y maravilla. “Es como si la casa cobrara vida por sí misma para recibirla con los brazos abiertos”. A través de la voz de la Narradora, vamos conociendo esta extraña historia, donde poco a poco la joven au pair va descubriendo que nada es lo que parece; empezando por los niños, que está claro que saben algo que los adultos desconocen. Unos adultos como el ama de llaves Hannah o el cocinero Owen. Cada capítulo del relato nos sumerge en los secretos de los personajes, y vamos comprobando cómo nada de lo que sucede en Bly Manor es fruto de la casualidad.
Como bien nos han dicho al comienzo, esto es una historia de fantasmas. Pero Mike Flanagan, el creador y productor de esta miniserie, nos deja claro que solo está la semilla del relato de Henry James, y el resto se adereza con otros toques creativos, como los de su maestro Stephen King. Porque la au pair pronto descubre algo que el escritor de Maine suele decir: “Lo primero que ven las personas al mirarse a un espejo, son fantasmas”. Aquí, esos fantasmas nos hablan de las cosas que se dejan atrás, que pueden ser pecaminosas, o no. Porque además, Bly Manor es una especie de “agujero negro que absorbe todo lo que hay a su alrededor”, un claro homenaje a la descripción del pueblo de Derry, bien conocido por todos por ser el hogar del payaso Pennywise de IT.
Flanagan, como ya hiciera con La Maldición de Hill House de Shirley Jackson, reinterpreta un clásico en clave moderna, descubriéndonos que no se trata única y exclusivamente de una historia de fantasmas. Que su fondo es un cuento gótico marcado por el amor, fundamentalmente. El amor de una madre a sus hijos, el amor entre dos personas cuyas barreras personales imposibilitan su relación, el amor que se encuentra en el lugar y la persona inesperados.
Y también, el legado que pasa de unas generaciones a otras. La Narradora revela el secreto de Bly Manor poco a poco. O quizás prefiere que seamos nosotros los que escuchemos con atención y lo vayamos desvelando poco a poco. Habrá muchos que seguramente piensen que daba más miedo lo que ocurría en Hill House. Sin duda aquella era una historia más dramática. Pero la propuesta de La Maldición de Bly Manor, desde su mismo comienzo, ya revela otras intenciones. Lo cual hace que sea interesante ya que se aleja de su predecesora, porque no es necesario ver siempre repeticiones de lo mismo.
Por mi parte, he escuchado el relato desde mi sillón, y tengo que decir que lo he disfrutado enormemente, quizás incluso más que los acontecimientos de Hill House. ¿Será que ahora me encuentro en un momento más romántico? Puede ser. Pero también soy de los que creo que el amor vence a la muerte. Y por eso, me encanta La Maldición de Bly Manor.