Crítica de La Gran Muralla: Monstruos en el mundo de las dagas voladoras

Yimou Zhang o Zhang Yimou (respetando la tradición china de enunciar primero el apellido y después el nombre de la persona), el gran director originario de Shaanxi, viene a presentarnos un fantástico film conocido como “La Gran Muralla”, donde narra la aventura de dos expedicionarios en busca de la gran alquimia oriental: La Pólvora, siendo esto tan sólo el inicio de su increíble periplo por aquellas míticas Tierras del Extremo Oriente y es aquí donde conocerán una de las magnificencias de la arquitectura e ingeniería humanas: La Gran Muralla China, construida para resguardar de varios peligros, entre ellos una leyenda conocida como los “Tao tei”.

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Surgido de la brillante quinta generación de cineastas chinos (que coincide con la apertura de China al mundo a partir sobre todo de los 80´s (con las reformas económicas del periodo 1978-1996) y su inclusión de nueva cuenta en las justas olímpicas de 1980 y 1984), Zhang Yimou es uno de los más geniales representantes de esa camada de directores chinos. Y esto lo demostró tan sólo en su ópera prima conocida como “Sorgo Rojo” (“Hang gao liang”, 1987), un drama rural que se agenció ni más ni menos que el máximo premio del Festival Internacional de Cine de Berlín: el “Oso de Oro”. Continuando en ese tenor, realizó otros grandes filmes en aquella época: “Ju Dou” (1990), “La linterna roja” (“Da hong deng long gao gao gua”, 1991), “La historia de Qiu Ju” (“Qiu Ju da guan si”, 1992) y “To Live” (“Huo zhe”, 1994), que obtuvieron el pleno reconocimiento internacional en ceremonias de premiación como los BAFTA y en prestigiados festivales como Cannes y Venecia.

Poco después, Yimou alcanzó una de sus cimas creativas más fulgurantes con los emotivos dramas rurales “Ni uno menos” (“Yi ge dou bu weng shao”, 1999) y “Camino a casa” (“Wo de fu qin mu quin”, 1999). La primera arrasó con los premios en el Festival de Cine de Venecia en 1999 al agenciarse el “UNICEF Award”, el “Sergio Trasatti Award”, la “Lanterna Magica Prize” y el premio principal que reconoce a la Mejor Película, el “Golden Lion” (o “León de Oro”). La segunda (“The Road Home”, por su título en inglés) obtuvo el “Premio Ecuménico del Jurado” y el “Gran Premio del Jurado”, llevándose en sus alforjas el “Oso de Plata” del Festival Internacional de Cine de Berlín. Pero también, el gran hallazgo de este film, fue el nacimiento de la estrella internacional china, Zhang Ziyi, conocida en ese entonces como “la pequeña Gong Li”, ya que a raíz de esta película la grandiosa actriz china Gong Li dejó de ser tan recurrente en los subsecuentes films de Yimou, dejando entrever un distanciamiento entre la gran actriz de Shenyang y el originario de Shaanxi, además de una incipiente rivalidad entre Gong Li y Zhang Ziyi. Esta rivalidad entre estas dos actrices chinas tuvo su clímax en el film “Memorias de una geisha” (“Memoirs of a geisha” de Rob Marshall, 2005) y a partir de entonces la rivalidad vino a menos, debido sobre todo al alejamiento de los reflectores internacionales de Ziyi.

Los soldados chinos de La Gran Muralla
Los soldados chinos de La Gran Muralla

Después vino una brillantísima tercera etapa en la carrera de Zhang Yimou, el cine de las artes marciales (conocido en China como “Wu Xia”) con tres estandartes gigantes que llevaron la obra de Yimou a más audiencias: “Héroe” (“Ying xiong”, 2002), La casa de las dagas voladoras (“Shi mian mai fu”, 2004) y “La maldición de la flor dorada” (“Man cheng jin dai huang jin jia”, 2006). Estos 3 films dejaron la guinda muy en alto para este género del cine, como referencia cuasi absoluta para cualquiera que desee adentrarse en estas fascinantes lides.

A partir de entonces, Yimou ha vuelto un tanto a su 1a. y 2a. etapas como cineasta, entregando obras como: “Amor bajo el espino blanco” (“Shan zha shu zhi lian”, 2010) y “Regreso a casa” (“Gui lai”, 2014). En 2015, Zhang se hace cargo de un proyecto largamente acariciado: contar una historia teniendo como excepcional marco la Gran Muralla China. Construida durante 1700 años y tomando su forma actual gracias al emperador (o rey) Qin Shi Huang, quien reunió una gran cantidad de trabajadores y materiales respectivos para unir los muros levantados durante los reinos Qin, Zhao y Yan y levantar así una sola muralla de miles de kilómetros de longitud.

Construida para proteger al Reino de las incursiones de los xiongnu (pobladores que vivían en Mongolia), la Muralla también se edificó para defender al Reino de los “Tao tei”, criaturas monstruosas llegadas del espacio que aparecieron miles de años atrás con el choque de un meteorito en el Monte Gou Wu; los “Tao tei” reaparecen cada 60 años para asediar y castigar a los hombres por su avaricia, siendo responsabilidad del emperador en turno la de defender y mantener, junto con sus huestes, el bienestar de los pobladores del Reino.

Matt Damon y Pedro Pascal en La Gran Muralla
Matt Damon y Pedro Pascal

Lo anterior (lo de los “Tao tei”) ya es una licencia creativa que se han dado Zhang Yimou y su grupo de escritores para dar vida a la historia de esta película: La Gran Muralla. Durante la dinastía Song se mejoró la técnica de composición de la pólvora (descubrimiento de la civilización china) y se crearon flechas de fuego, lanzallamas y cañones explosivos. Esto atrajo la atención de algunos exploradores extranjeros, entre ellos “William” (Matt Damon) y “Tovar” (Pedro Pascal), quienes durante su búsqueda del mágico polvo negro encuentran un muro, un gran muro que a la postre conocerán como La Gran Muralla. Es aquí donde conocen a “La Orden Sin Nombre”, el ejército real del emperador, compuesto por “Los Soldados Negros” (la infantería), “Los Soldados Rojos” (la arquería), “Los Soldados Azules” (las grullas, élite de soldados exclusivamente del sexo femenino), “Los Soldados Púrpura” (los parapetos de La Orden) y “Los Soldados Amarillos” (también conocidos como “El Escuadrón de la Muerte”).

Escépticos en un principio de la lucha de La Orden contra los “Tao tei”, “William” y “Tovar” comienzan a ser parte del misticismo chino con filosofías como el “Xin ren” (la confianza de uno en el otro) y de la absoluta lealtad que manifiestan la “Comandante Lin” (Tian Jing), líder de las grullas; el “Comandante Chen”, líder de los arqueros; y el General Shao (Hanyu Zhang) hacia su Reino. Con herramientas como la piedra-imán y la filosofía del “Xin ren”, “William” y “Tovar”, junto a “Lin”, “Chen” y Shao”, comenzarán una fantástica batalla contra los “Tao tei”, en busca de proteger al Reino de estas malignas criaturas, además de representar para ellos una prueba colosal que los libere de sus propios límites.

Zhang Yimou ha demostrado, una vez más, su buen quehacer fílmico, pues aunque esta vez no hay emotivos dramas, ni brillantes demostraciones de “Wu Xia”, sí queda el enorme placer de una películacon grandes recursos en lo artístico, en lo técnico y en lo financieroconstruida para combatir el aburrimiento y la rutina, esos “tao tei” que quieren acabar con nuestra gran reina: la irreprochable diversión.

NOTA: «La Gran Muralla» se estrena el 17 de Febrero en España, pero en México, país de residencia de nuestro compañero Edu Bustamante ya esta en cines, así que esta es su crítica.

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