Un accidente deja en coma a Henri Pichon, director informático de un gran banco francés, y en el código de sus sistemas se encuentra la clave de la discreta desaparición de miles de millones, sustraídos céntimo a céntimo. Cada persona que conoce la existencia del dinero desarrolla su propio plan para hacerse con él, pero sólo Pichon sabe dónde ha ido a parar.
Este es el punto de partida de El Ladrón de Céntimos, una novela que sólo puedo calificar de “cinematográfica”, tanto en su contenido como en su estilo. Desde el comienzo, que narra las pequeñas causas que llevan al accidente desde el punto de vista de las tres personas involucradas, hasta las escenas llenas de acción que se desarrollan al final, el libro parece más enfocado a lo visual que a lo literario.
Su autor, Christophe Paul, no escatima en detalles sobre escenarios, recorridos, vestuario, alimentos, e incluso sensaciones. Todo está tan precisamente descrito que, personalmente, me produjo una sensación muy poco natural, como si me estuvieran guiando de la mano en cada momento para que como lectora, tuviese exactamente la imagen que el escritor quería que me hiciera. Da la impresión de una excesiva preocupación porque todo cumpla una función, como si los personajes hubieran sido creados como roles de actuación y a partir de ello se les hubiese dotado de la personalidad, físico, empleo, forma de vestir, lugar de residencia… que precisarían para hacer lo que hacen.
La historia acelera progresivamente desde este principio pausado centrado en lo descriptivo, tomando velocidad mientras se traman los planes, se estropean, y chocan las aspiraciones de unos con las de otros forzando a improvisar y a tomar decisiones desesperadas. Si por ese principio tan descriptivo puede parecer que tarda en arrancar, lo compensa con creces para cuando llegamos al tercio final, donde raro es el personaje que no está dispuesto a todo por lograr su objetivo, que para casi todos ellos es averiguar el paradero de los millones, y se suceden traiciones, peleas, chantajes, cualquier cosa con tal de hacerse al menos con una parte del dinero desaparecido.
Es la mezcla de lo minucioso de la descripción con las acciones simultáneas lo que supongo que me ha hecho pensar todo el tiempo durante la lectura que esta novela tendría una fácil adaptación al cine, ya que el autor no deja ni un cabo suelto, y más de una escena y de un recurso (un personaje a punto de descubrir algo clave cuando lo interrumpen y se va sin llegar a verlo, por ejemplo) encajaría perfectamente dentro de un guión.
En su conjunto es una novela entretenida, que pueden disfrutar perfectamente todos aquellos que van al cine buscando una película de intriga con planes rocambolescos e inesperados giros de la trama. Y con sabor parisino, que siempre es un añadido.
Lo mejor: La forma en la que todas las piezas y maquinaciones se conjuntan, por intención o por casualidad, para llegar al final.
Lo peor: El mensaje sobre lo mala que es la codicia es tan palpable que es casi una moraleja.
Ficha Técnica y sinopsis
Titulo: El Ladrón de Céntimos
Autor: Christophe Paul
Autoedicion – Comprar en Amazon
ISBN: 978-14-8113-3463
Páginas: 270
¿Y si alguien estuviese robando un banco céntimo a céntimo, sin que nadie se diera cuenta?Es una novela policíaca diferente. Transcurre en París, entre Montmartre y el ultra moderno barrio financiero de La Défense.La rutina cotidiana de unos personajes se ve alterada por un fortuito accidente, despertando el pasado y exacerbando el futuro. Una historia de amor, odio, codicia y asesinatos… ¿Hasta dónde se puede llegar por dinero?Está dedicada a todos los que han sufrido alguna vez la soberbia, la codicia y las injusticias del sistema financiero.