Crítica de ‘Doctor Sueño’: El KA es una rueda
La mitología egipcia nos cuenta que el Ka es la fuerza vital, una pizca del componente universal de la vida humana. Pero el escritor Stephen King adapta este concepto en su obra “La Torre Oscura”, y nos da una nueva definición: “Significa también, conciencia, deber y destino. En la lengua común también significa un lugar al que un individuo debe ir”. El Ka como Destino, como esa línea temporal de acontecimientos predeterminados con los que nacemos todos, es la esencia de Doctor Sueño (Doctor Sleep), la continuación de El Resplandor, que escribe y dirige Mike Flanagan (La Maldición de Hill House) y que llega ahora a la gran pantalla.
Doctor Sueño nos sumerge en la vida de Danny Torrance (Ewan Mcgregor) quien lleva muchos años huyendo del pasado, buscando una salida en el fondo de una botella, como lo hiciera su padre Jack en la anterior entrega. Pero llega un momento en el que toca fondo y se encuentra listo para dar el complicado paso hacia la recuperación. Y es en este punto en que el caprichoso “Ka” aparece en la vida de Danny para trastocarla. Lo hace con Abra (Kyliegh Curran), una niña que “resplandece” igual que él, perseguida por unos seres que codician su poder. El “Ka” escribe de nuevo la palabra REDRUM en la mente de Danny como un recordatorio. El círculo va a cerrarse al fin.
Kyliegh Curran y Rebecca Ferguson |
“Huyo de mí mismo” dice Danny en un momento del film. Un sentimiento con el que todos podemos identificarnos. Pero al final siempre aparece algo intangible que nos retrotrae a quienes somos. Esta es la fuerza que reside en Doctor Sueño, la novela que Mike Flanagan adapta de forma excelente, demostrando que ha comprendido su esencia y la particular mitología que Stephen King ha creado a lo largo de su trayectoria.
Doctor Sueño es una cinta que se adentra en los rincones laberínticos de la mente a la búsqueda de aquello que, a todos, en mayor o menor medida, nos hace resplandecer.