Muchos tendrán la duda. Se preguntarán: ¿Merece la pena ver Winchester? ¿Es otra cinta más de terror al estilo moderno con demasiados sustos? Pues la respuesta a estas cuestiones es muy sencilla. Sí, merece la pena verla porque se trata de una cinta de terror que enmarca a otros géneros (aquí empezarán los problemas porque como no es un film sencillo etiquetar… saldrán los detractores) y respecto de la segunda pregunta, absolutamente no. Winchester tiene los sustos necesarios e imprescindibles, el resto, se rinde al guión, al relato. Vamos a los personajes para ver qué les sucede, qué sienten, qué está sucediendo en la misteriosa casa.
“Es tan caótica como la mente de su dueña” dice uno de los personajes refiriéndose a la mansión Winchester, una casa que existe en la realidad, que a día de hoy sigue atrayendo a muchos turistas aficionados de lo paranormal y que por un módico precio, puedes entrar en ella y pasear. Porque todo lo que se relata en la película está basado en hechos reales e intenta narrar, dentro de las conveniencias ficticias, que algo sucede en ese lugar.
El doctor Price (Jason Clarke,) un reputado psicólogo, será el encargado de desvelar los misterios que esconden sus muros, y todo ello, gracias a la ayuda de la viuda Winchester (Helen Mirren) una mujer que esconde a su vez unos cuantos secretos. Por lo que parece, no está sola en esa casa. Por las noches algo se mueve por sus pasillos, una sombra del pasado que amenaza con destruir lo que queda del legado del fabricante de armas.
Como decía al comienzo, Winchester va a ser una de esas películas que va a crear unas cuantas dudas, no solo quizás porque pertenece a un estudio pequeño y por su temática, porque el terror siempre es algo complicado y de un público muy concreto, es porque tampoco se la puede colgar la etiqueta de película de fantasmas tradicional.
Winchester es en el fondo una película bellísima, no por cómo está hecha, ya que tiene una imagen, una textura y una fotografía especial, sino porque nos cuenta cosas que están de plena actualidad. El gótico y el romanticismo más clásicos regresan al género que los alumbró con personajes como Poe o Mary Shelley. Y es que los fantasmas están ahí por una razón (pulla a las armas y a lo que supone su fabricación) que es ni más ni menos que recordar a sus protagonistas quienes son y que su vida no puede estar marcada por el miedo. Porque el miedo solo está en la cabeza. También la cinta es una historia de amor, sobre la pérdida del ser amado.
Estoy en general muy contento con ella (la pude ver gracias a los amigos de Sensacine antes de su estreno oficial que tendrá lugar en España el 9 de marzo), porque demuestra que en poco metraje se puede contar una historia poderosa y que reivindica el género del terror como un gran vehículo para relatarnos tanto el lado más oscuro del ser humano como el más bondadoso.
En mi opinión, Winchester es uno de los estrenos más especiales de este año pero, lamentablemente, será una cinta olvidada e ignorada porque en estos tiempos absolutamente mediatizados por los postureos y las etiquetas, el arte carece de sentido. De todas formas, para aquellos que aun sepan valorarlo, se la recomiendo encarecidamente, sin duda, les encantará.