No cabe duda de que estamos ante una nueva etapa dorada de los cómics. A veces, esta vorágine de publicaciones nos lleva a una avalancha de nuevos títulos, quedando en el olvido algunas joyas del octavo arte. En otras ocasiones, nos acercamos a estas historias porque son adaptadas a formato de series o películas, con lo que se vuelven tendencia multiplicando su fama, aun cuando esa historia era ya buena desde su etapa inicial en el cómic. En este caso, hablaremos de Invencible, obra de Robert Kirkman y Ryan Ottley.
La historia nos cuenta las hazañas de Mark Grayson, quien es un chico normal y corriente de instituto, la única diferencia respecto a los demás es que su padre, Nolan Grayson, es Omni-Man, uno de los superhéroes más poderosos de la Tierra. A la edad de 16 años, Mark comienza a desarrollar superpoderes y comienza a trabajar como superhéroe bajo la tutela de su padre
Esta serie está definida por muchos lectores como la mejor serie contemporánea del género de superhéroes, y puede que no les falte razón. A su favor, para que esto sea posible, este cómic creó una historia que rompió un poco con los diálogos trillados, las situaciones repetitivas y las muertes forzadas o resurrecciones efectistas, que tenían en esa época las aventuras superheróicas. Es un cómic que sabe maneja bien los estereotipos del género para teñirlos de un velo crítico, con su correspondiente dosis de violencia, que busca alejarse de los productos clásicos de Marvel y DC. Aunque igualmente aprovecha a estas dos editoriales para crear a sus protagonistas principales. El personaje de Invencible tiene una cierta semejanza, o deberíamos llamarlo inspiración, con la personalidad de Spiderman. Un adolescente que debe enfrentarse a los problemas de su edad a la vez que va descubriendo cómo manejar sus recién adquiridos poderes. Mientras que su padre Omni-Man, es una transcripción genética de Superman, el ser más poderoso de la Tierra en esta historia. Se puede apuntar de manera graciosa, que el enfrentamiento entre padre e hijo, es una versión encarnizada de la eterna guerra de Marvel contra DC, por la hegemonía de los cómics.
Estamos ante un cómic que aborda la trama desde una perspectiva profunda e inteligente, haciendo progresar la historia de una manera madura, sin dulcificar los temas que trata. Una fórmula que garantiza el equilibrio casi perfecto de todos los elementos propios del género superheróico. Para ello, utiliza muy bien el humor como elemento diferenciador de la serie, un recurso que contrasta con las escenas violentas, que son crudas y realistas. Ese humor está presente de forma casi constante, siempre de un modo agradable y natural sin sobreponerse a la narración y sin caer en la vulgaridad. Otra de las cosas que maneja muy bien el narrador es la manera que tiene de hacer la historia interesante, a través de la revelación de los misterios. Logra que se vayan desarrollando de manera ingeniosa a lo largo de la trama y consigue tenerte enganchado devorando las páginas. Sin duda alguna, el giro dramático que se da con el padre superhéroe del protagonista, no haré spoilers, es realmente de los más turbador y fascinante que he leído en un cómic. Se agrega un valor añadido, Robert Kirkman es un experto en crear personajes con carisma, llenos de vida y con motivaciones que te hacen empatizar con cada uno de ellos. Consigue que sus personajes, ya sean héroes o villanos, sean creíbles, gracias a que están siempre fijados a la realidad cotidiana que rodea al ser humano. Sus acciones tienen consecuencias, consecuencias que suelen estar manchadas de sangre y de muertes que no tienen billete de regreso.
La narrativa de Kirkman, está llena de detalles, con inesperados giros de guion, que te dejan la sensación de que cualquier cosa puede suceder en la siguiente viñeta y te despierta ese ansia por conocer más de la historia que nos cuenta. Logra que los personajes no sean estáticos, estableciendo una excelente construcción de los mismos, ofreciendo profundidad incluso a los que son secundarios. Se apoya en el dibujo realizado por Ryan Ottley, que presenta un gran trabajo, sobre todo cuando consigue asentar su estilo, manteniendo esa expresión nueva y fresca en la caracterización de los personajes y los paisajes, mostrando un gran talento en las batallas y las escenas de acción.
En definitiva, Invencible es una historia pequeña contada con una grandeza sublime, con traviesos puntos de giro que seducen y una trama que avanza siempre hacia delante, hacia la madurez que también busca el personaje protagonista. Destacando el dibujo y los diálogos que ha convertido a Invencible, si no el mejor, en uno de los mejores cómics de superhéroes.