La DC Cómics se encuentra inmersa en una batalla legal por conservar los derechos sobre uno de sus personajes más icónicos: Supermán. El principal problema para la Warner, propietaria de la DC y, por ende, de los derechos del personaje sería la pérdida de una parte significativa de éstos a favor de los herederos de Jerry Siegel y Joe Shuster, legítimos creadores del Hombre de Acero.
Los herederos de Siegel y Shuster podrían terminar obteniendo los derechos de parte de la historia de Supermán mientras que otras partes seguirían perteneciendo a DC Cómics. Por ejemplo, los herederos mantendrían los derechos sobre las mallas azules, la capa y las botas rojas, así como la habilidad de dar grandes saltos, que no de volar, que pasaría a DC. Villanos como Lex Luthor serían propiedad exclusiva de la editorial.
La contienda legal comienza entre los años 2008 y 2009, cuando el juez Stephen Larson dictamina que los herederos de Jerry Siegel serían los dueños del copyright del nº 1 de Action Comics (1938), primera aparición del personaje; el Action Comics nº 4 y otras descripciones y líneas argumentales. Los herederos legales de Joe Shuster no podrían batallar legalmente por sus derechos hasta 2013. El juez aplicó una ley del 76 que devuelve el copyright de las creaciones a sus artífices después de un cierto período de tiempo, todo ello sujeto a unas restricciones muy específicas.
Sería absurdo llevar a cabo dos proyectos cinematográficos con versiones distintas de Supermán. No se me ocurren antecedentes, al menos con personajes de este tipo. Básicamente, los herederos tendrían la propiedad de partes del personaje, pero no la marca registrada, lo que supondría importantes limitaciones en lo que se refiere al marketing y el merchandising generado. Además, la reclamación del copyright sólo se aplicaría en territorio de los EE.UU., permaneciendo los derechos internacionales en manos de la DC. Así, en 2013 la DC podría seguir adelante con los proyectos que ya ha terminado pero según el Acta de Copyright de 1976 la compañía no estaría autorizada a crear trabajos derivados ni del Action Comics #1 ni de las otras propiedades de los herederos. Vaya lío.
Un artículo aparecido en la revista Variety arroja un poco de luz sobre el asunto. En dicho artículo se citaría el análisis de un jurista sobre los derechos de Superman. Según este analista, y basando su razonamiento en sentencias similares, la disputa se resolvería partiendo en dos al personaje: una versión de 1938 y otra moderna, permitiendo a ambas partes desarrollar historias basadas en sus propias versiones. Para mí esto es como el juicio de Salomón. Si así fuera, la DC Cómics mantendría la versión más completa y rentable del personaje pues se reservaría todo lo que el personaje ha evolucionado y crecido a lo largo de casi 73 años, con todo el bagaje popular que ello conlleva.
La otra opción que apunta el analista jurídico es que ambas partes vayan de la mano en la explotación del personaje, cosa harto difícil pues un acuerdo amistoso está lejos de producirse. Mientras que el letrado de los herederos apela para que el juez Larson establezca claramente qué pertenece a quien, la DC lo denuncia como el principal responsable de la falta de entendimiento entre las partes.
Y en medio de todo, lo más importante es el espíritu del Acta de Copyright: dar a los autores otra oportunidad de compartir la recompensa por sus creaciones, no para repartirlas despiezadas. Tal y como el juez Larson escribió en su sentencia, el no estaba allí para repartir los derechos, sino para sentar a las partes y alcanzar un entendimiento pues “Supermán es un todo, no una capa roja aquí o un villano allá”.
Después de este exhaustivo análisis creo que en un futuro cercano veremos en las páginas de los cómics y, quizás, en la gran o pequeña pantalla, dos personajes bien diferenciados. Uno sería el Supermán con el que hemos crecido, el que ha hecho soñar a toda una generación con sus películas, series y cómics. El otro sería un pálido reflejo del primero, un ser de otro mundo anclado en el siglo pasado y que, por mucho que lo hagan evolucionar, nunca conseguirá ocupar un lugar tan importante e icónico en la cultura popular como lo ha hecho nuestro Supermán, el Hombre de Acero.