El cine, como la vida misma, está muy ligado al deporte a nivel general. Es cierto que, como sucede en el día a día, hay muchas vertientes de cada uno, pero no se puede negar que el deporte ha jugado un papel fundamental en muchas etapas dela historia del cine.
Además, la curiosidad en este sentido es que casi siempre las películas relacionadas con el deporte están basadas en hechos reales, algo que hace que el espectador, más si cabe si es practicante de algún deporte a nivel semiprofesional o profesional, se meta en el papel y disfrute la el film desde dentro con sus emociones y alegrías. Desde mi punto de vista, las buenas películas relacionadas con el deporte son sinónimo de éxito precisamente por esto. Suelen ser historias que han sucedido en la realidad y que consiguen una conexión especial con el espectador que con otro tipo de historias no se consigue.
Resulta evidente que hay muchas películas muy famosas a nivel deportivo. Carros de Fuego, Invictus, Million Dollar Baby, Alí, Titanes: Hicieron historia, Huracán Carter, Moneyball o la inminente Foxcatcher son algunos de los títulos más conocidos pero aquí se hablará de Entrenador Carter y Cinderella Man, dos deportes distintos, dos películas diferentes, ambas basadas en hechos reales con un fondo social importante, algo que siempre se tendría que tener en cuenta en el deporte.
En primer lugar encontramos Entrenador Carter (Coach Carter). Con Samuel L. Jackson como cabeza de cartel, esta película, con temática baloncestística, cuenta la historia de Ken Carter. Carter era el dueño de una tienda de deportes de un barrio en el momento que le proponen ser el entrenador de un equipo de instituto. El técnico consigue que los chicos evolucionen hasta convertirse en una de las mejores promociones de baloncesto de la liga de institutos, tan importante en EEUU. Pero lo más importante de la película, además de acercarnos al mundo del balón naranja con pequeños detalles interesantes, es el fondo que transmite el técnico. Prioriza los estudios a los resultados y al deporte llegando incluso a prohibirles jugar con todos los problemas que ello le conlleva. Sin duda, una enseñanza interesante para todos los jóvenes deportistas que no deben olvidar que la formación académica debe ser absolutamente prioritaria. Sin duda, una película muy recomendable, más si cabe para ver en familia.
En cuanto a Cinderella Man (EL hombre que no se dejo tumbar / El Boxeador) , la película protagonizada por Russell Crowe nos sumerge en el mundo del boxeo. Lo cierto es que no salen tantas peleas como cabe esperar ya que el director Ron Howard se centra mucho en mostrarnos el paralelismo de la vida de Jim Braddock y la importancia del boxeo para él. Es una nueva historia real que cuenta las dificultades que pasa el protagonista, que acaba recuperando su licencia peleando por el campeonato de los pesos pesados “para conseguir leche para su familia”. Este tipo de afirmaciones, como la de “subo al cuadrilátero porque ahí sí sé de donde vienen los golpes”, hacen que el espectador se identifique con un Jim Braddock que da una auténtica lección de vida. Utiliza el deporte para dar de comer a su familia desde la humildad y, de paso, para sentirse vivo, para demostrar que puede llevar adelante lo que se propone. Sin duda, otra película más que interesante que nos acerca al sacrificio, la humildad y el amor propio que debe tener un deportista de alto nivel perfectamente reflejado en Braddock y las penurias diarias que se ve obligado a pasar.
En definitiva, cine y deporte se convierten en un binomio perfecto cuando se trata de contar historias reales que emocionan al espectador. Sin duda, un valor seguro para la industria cinematográfica.