El evento más esperado por todos los intelectuales (gafapastas que dirían algunos) y modernos de la ciudad. El evento en el que las caras conocidas del celuloide salen a lucir palmito. El evento en el que veas lo que veas –sea bueno, malo o peor- siempre habrá alguien que diga que es brillante. El evento en el que De Fan a Fan estuvo toda la semana dando el callo en las redes sociales. Llegó, nos abofeteo y se fue. Así es este Festival, lo tomas o lo dejas.
Para empezar tenemos que decir que la organización se portó en todo momento de maravilla con nosotros. Aunque algunos testimonios de otros compañeros dan miedo. Nosotros, por suerte, no tuvimos que pasar por ahí.
El asunto de las entradas anticipadas sólo para un número de personas ha sido un fallo de dimensiones inimaginables. No es posible que haya salas vacías y otras en las que no haya butaca libre desde una semana antes. Máxime cuando gran parte del público tenía para sacar su ticket sólo el mismo día o el día anterior. ¡Meck! Error.
Los tentempiés con los directores-actores fue una gran idea. Lo cortés no quita lo valiente. Acudimos a uno, debido a las obligaciones laborales de nuestros corresponsales, pero salimos muy satisfechos. No tanto como al salir de la película del director con el que compartimos dicho ágape.
Los pases de prensa a las nueve de la mañana, en fin. Este punto va conjunto al del tirón de orejas de la selección de las películas proyectadas. Está bien sacar el lado decadente y gris de la filmografía europea, pero hay cineastas que están haciendo otra cosa. Otras muchas cosas y muy diferentes. No todo va a ser el rastro que ha dejado la Nouvelle Vague ¡Ah! No vale la excusa de “Tenemos Zombies”. Sí, eso nos dijeron. Fue un lujo poder disfrutar de la sesión de cortos de Panorama Andaluz, en concreto la quinta entrega, donde pudimos ver otras ofertas del cine Europeo. Terror, Fantasía, Ficción, géneros que son igual de valiosos y respetables que el drama social abundante en todas las salas.
No entraré a valorar la amabilidad de algunas taquilleras porque no es cosa de la organización del SEFF, pero en fin. Las sedes escogidas, un acierto enorme. No sólo dan a conocer el centro de la ciudad y sus costumbres, sino que además salimos del centro comercial para volver al calor de las salas clásicas. Este punto es bastante bueno, sí señor.
Dejando a un lado las valoraciones de las películas vistas, que las haremos en un artículo aparte, esto ha sido lo más destacable en cuanto a la crónica del SEFF. Esperamos ya con ganas la siguiente edición que vendrás con más y mejores cosas.