Hay una expresión que empieza a escucharse, a leerse, en medios de todo tipo: “Estoy cansado de las películas de superhéroes”. Bajo mi punto de vista, no parece un clamor muy popular, ya que a la vista salta que se siguen estrenando películas de este tipo y estás, siguen arrasando. Personalmente, estoy contento de que se sigan estrenando, porque si no fuese así, no habría podido disfrutar de esta emocionante nueva aventura de la Patrulla X.
Emocionante, divertida, que nos hace reír y llorar.
X-Men: Apocalipsis es una de esas películas que me encantan porque contiene todos los ingredientes para conseguir que lo pase muy bien como espectador, y tenga ganas de ver más entregas. Esto lo digo porque la cinta reúne unos requisitos básicos que debería tener cualquier film, los cuales comentaremos por partes, desgranando lo positivo y lo negativo que tiene dicha película, con el firmo objetivo de informar y orientar al espectador:
La importancia del contexto de X-Men: Apocalipsis
Las tres primeras entregas nos presentaban a una Patrulla X ya formada, y su verdadero protagonista era Lobezno; nos relataban cómo se integraba en este grupo, su lucha interna con sus instintos violentos y cómo su salvación personal era Jean Grey, a la que después se ve obligado a matar para acabar con su lado tenebroso, Fénix Oscuro.
Películas ambientadas en la época presente, con unos Xavier y Magneto que llevan luchando décadas entre ellos. Este es un resumen muy básico de la primera trilogía. Se podrían añadir muchas cosas pero nos vamos a centrar ahora en el camino nuevo abierto con “First Class”.
¿Por qué digo esto de camino nuevo? Porque esta película supuso el comienzo de una nueva vuelta de tuerca al universo mutante y además, a partir de esta, han hecho lo que bajo mi perspectiva es algo muy bueno: ambientar los personajes en el contexto en que nacieron.
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El look ochentero de los protagonistas (Ciclope y Jean Grey) |
No olvidemos que
todos los superhéroes son hijos de su época, nacieron en un tiempo concreto, en unas circunstancias geopolíticas específicas, y en una sociedad determinada por todas las características anteriores. Hay un contexto en ellas.
“First Class” (Primera Generación) nos mostraba los 60, la crisis de los misiles de Cuba; en
“Días del Futuro Pasado” viajábamos en el tiempo, a los años 70. En ella nos presentaban dos tiempos distintos gracias a los cuales, se cambian los hechos que conocíamos hasta ahora, abriendo así un futuro desconocido para los personajes; y en esta nueva de
Apocalipsis, nos encontramos en los 80, con el telón de fondo de la Guerra Fría, en el que el título del film ya no solo hace referencia a la némesis del supergrupo, sino al clima de tensión y miedo de las armas nucleares.
¿Estoy diciendo con esto que las demás películas, adaptadas a los tiempos modernos, sean peores? No, pero sí que hay historias y personajes que funcionan mejor en su elemento natural y es por esto por lo que creo que la saga X-Men resistirá muy bien el paso del tiempo, sobre todo, estas tres últimas películas. ¿Lo resistirán mejor que las de Marvel-Disney o que las de DC? Lo veremos. Puede ocurrir que, debido precisamente a este contexto tan específico, haya una gran parte del público que no sepa muy bien qué es lo que ocurre. Debido por supuesto a los nefastos sistemas educativos en los que cada vez importa menos la historia y más el tener un cachivache electrónico ultramoderno.
Nuevos y viejos personajes, otro pilar de X-Men: Apocalipsis
Si hay algo en lo que pueden coincidir TODAS las películas de este género, es precisamente en las deficiencias que se cometen en algunas ocasiones a la hora perfilar los personajes. Especialmente, las que son de Marvel.
Muy recientemente, aunque muchos se nieguen a verlo, se ha podido comprobar esto en “Civil War”. Hay personajes que están de cuerpo presente, pero no sabemos dónde andarán a nivel emocional o psicológico, y no sabemos tampoco por qué están ahí ni qué pintan en tal o cual situación. Este hándicap lo arrastra también la nueva entrega de X-Men. Hay aquí unos personajes que simplemente hacen acto de presencia, en concreto, en el bando de los malos; una Psylocke interpretada por Olivia Munn que está de muy buen ver, pero poco más. Y Ángel, del que sinceramente, poco puedo decir.
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Apocalipsis, Tormenta y Psylocke |
Respecto de los demás personajes, el tratamiento es genial. Michael Fassbender nos brinda una vez más a un Magneto excelente que logra que sintamos y padezcamos con él; James Mcavoy repite como un Charles Xavier estupendo, un buen representante de la esperanza en el ser humano, en que las personas pueden ser mejores y que algún día, los prejuicios desaparecerán contra los mutantes. Al verlo, es inevitable no recordar a Martin Luther King con su famoso discurso de “I have a Dream”.
Pero si hay algo de lo que versa esta película, es precisamente de ese nuevo comienzo que mencionábamos más arriba. Porque aquí vemos ese principio de lo que será más adelante la Nueva Patrulla X. Aquí encontramos los orígenes de personajes ya conocidos como Cíclope, Jean Grey (Sophie Turner) o Tormenta. Todos como unos adolescentes que acaban de descubrir que tienen poderes extraños, que son mutantes y que esto es algo que les hace diferentes del resto de los humanos. La cinta pone un énfasis especial en Cíclope y Jean, los futuros líderes del grupo y cómo Jean lucha diariamente por mantener su poder a raya, un potencial que superaría al del Profesor Xavier, y que dará mucho de qué hablar en años venideros. Personalmente, percibo muchas influencias de la etapa del guionista Chris Claremont a comienzos de los 80, cuando se hizo cargo de estos personajes que casi estuvieron a punto de desaparecer.
Esto es sin duda un acierto por parte del guionista del film y su director, Bryan Singer, aunque de cara a los fans y al público en general, y por encima de dicho homenaje, habrá dos momentos de la película que destaquen por encima del resto: Mercurio (Evan Peters) haciendo de las suyas, y un Lobezno algo mosqueado. El trabajo con los personajes, en general, es estupendo y hacen que empaticemos con ellos, que nos interese saber lo que les pasa y no nos sumamos en el sopor más absoluto porque son solo unos tipos haciendo chistes y volando aeropuertos.
Un relato más allá de los tópicos pijameros
El director Billy Wilder dijo: “Lo más importante es tener un buen guión. Los cineastas no son alquimistas. No se pueden convertir los excrementos de gallina en chocolate”. Podemos empeñarnos en que 2 +2 no son cuatro, y que el cielo no es azul; pero hay verdades que son inmutables. Un sujeto puede decir que una película tiene muy buenos efectos visuales, y una puesta en escena estupenda, que seguramente sea verdad. Pero eso no es lo que determina el resultado final de una película. Y es que un director no es un mago, no puede agitar una varita y lanzar un hechizo con el que un film se transforma en una obra artística digna de pasar a la historia. Hacer una película es muy complicado, y lo es especialmente cuando no se tiene un buen guión entre manos. Un guión al final compone el fresco de lo que será el relato cinematográfico, es decir, lo que nos va a contar durante las horas que abarque el metraje. Y si algo observo en la mayor parte de los films en los últimos tiempos, es precisamente unos fallos de guion un poco llamativos, pero como hablamos de superhéroes, nos centraremos en este género.
En estos días, se repite un run-run en el que se evangeliza con que las películas de superhéroes no pueden tener profundidad de ningún tipo, y que cuando se ponen a reflexionar sobre la ética de sus acciones, pues que pierden toda la credibilidad, “ya que al final, son solo unos tíos con pijama dando saltos”.
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Jean y Rondador Nocturno |
Perdonadme si sueno radical, pero esto, es algo que solo puede decir un completo majadero que encima se cree listo y sabio. ¿Las películas de superhéroes solo pueden tener tipos peleándose durante dos horas media? Hasta la fecha tenemos muchos ejemplos que apuntan a todo lo contrario, pero en fin. Respecto de “X-Men: Apocalipsis”, no es que sea el guión más brillantemente construido, pero sí que supone un ejercicio que refleja que se lo han tomado en serio, aunque tiene algunos fallos en la concepción de personajes como los que hemos mencionado anteriormente.
Puede que no adapte literalmente la “Era de Apocalipsis” original (aunque tampoco era su objetivo), pero sí que es un relato con mensaje. Un mensaje que nos advierte contra los falsos dioses. Porque eso es Apocalipsis (Oscar Isaac), un mutante muy poderoso, que se autoproclama Dios y Ser Superior al resto, con la potestad de decidir quiénes son dignos de vivir y quiénes no. En este caso, los dignos son los miembros del llamado “Homo Superior”, los mutantes, y como ya sabréis, diferentes miembros de esta especie se posicionaran a favor o en contra del supuesto mesías mutante.
En este aspecto, X-Men: Apocalipsis resulta una obra muy actual porque vivimos precisamente en tiempos de crisis a todos los niveles, donde las personas son más susceptibles de caer bajo los cantos de sirena de los falsos profetas que les prometen la luna y las estrellas. La cinta no solo nos hace pensar acerca de esto, porque el mensaje de esperanza habitual en la Patrulla X está presente, sino que también están presentes la amistad, el amor, y la necesidad de “esperar lo mejor, preparándonos para lo peor”.
En definitiva, y como ya os habréis dado cuenta, “X-Men Apocalipsis” me ha parecido maravillosa, y como me ha recordado el placer de ir al cine, no puedo hacer más que recomendárosla y avisaros que hay escena post-creditos ¡Así que a esperar!