Critica: La Trampa del Mal

La visión de M. Night Shyamalan como productor, no dista demasiado de su labor a la hora de dirigir. Basándose en una idea original (con extractos de aquí y de allá del folklore popular) nos muestra un guión saturado de tópicos creados por el mismo a lo largo de su carrera como cineasta.

En la Trampa del Mal, un grupo aleatorio (o eso parecía en principio) de personas sumamente distintas (Raza, estrato social, cultura, educación, comportamiento…) van a parar en una situación del todo claustrofóbica, (producto de quedarse encerrados en un ascensor de un edificio de oficinas y comerciales) y de paso tener que recurrir a sus más primarios instintos de supervivencia. Todo lo mencionado anteriormente, va aderezado con un brote claramente sobrenatural, una dosis justa de violencia (en ocasiones grotesca) y mucha sangre, tanta que no permitirá que ni los personajes ni el espectador puedan valorar todo lo que está ocurriendo.

Con un obvio trasfondo religioso, y la archiconocidísima moralina Made in Shyamalan, el film pretende enseñarnos lo vital de tener en cuenta las consecuencias de nuestras acciones, con la clara idea de poder mejorar con respecto al trato que tenemos con nuestros semejantes (sí, si no fuera por la sangre sería un capítulo de “Los Problemas crecen”) y sin olvidar la posibilidad de utilizar los sentimientos positivos (véase el amor) como una de las más poderosas armas redentoras.

Los que conocen a M. Night Shyamalan, sabrán que basa su lenguaje audiovisual en una más que lograda belleza fotográfica, en unos más que impactantes Deus Ex Machina y en una (un poco tediosa de vez en cuando) dramática Voz en Off que nos narra el contexto en el que se va encontrando la trama.

En definitiva, bien nos podríamos encontrar ante otro “fallo” hermosamente orquestado, que será tan amado como odiado por los seguidores incondicionales y por los más críticos, que raudo y veloz se darán cuenta de aquellos elementos metidos con “calzador” que surgirán a lo largo de su progresión dramática.

Como colofón, insistiré en que se trata de una más que apreciable lección audiovisual (buen trabajo de John Erick Dowdle, autor del remake americano de Rec, titulada Quarantine), pero es en su ya trillado guión, donde encontraremos las flaquezas. La obra de Shyamalan siempre se caracteriza por resolución con vuelta de tuerca, pero esta vez, a todos los que hemos crecido con sus películas no nos sorprenderá tanto.

Critica realizada por Francisco Mulero Arenillas para “Un Blog de Fan a Fan”