La dupla Ficarra-Requa nos presenta la interesante trama titulada “Focus: Maestros de la Estafa”, la historia de un timador (Will Smith) y su glamorosa pupila (Margot Robbie). (final de la entradilla)
Will Smith se ha caracterizado por ser un nombre recurrente en las marquesinas del cine mundial en los últimos 20 años, no precisamente prolífico, sino más bien selectivo en cuanto a su interés de turno: consolidar su carrera como actor taquillero (para muestra ahí están “Independence Day” y “Hombres de negro”), o afianzarse como un actor serio (en la conmovedora “En busca de la felicidad” y el papel que, a mi parecer, ha sido el más brillante de su filmografía: “Ali”, el biopic del epónimo boxeador).
Pero así como ha tenido grandes aciertos por cualesquiera de sus dos intereses principales (taquilla y crítica), ha cometido, asimismo, severos errores (verbigracias claras: “Wild Wild West” y “After Earth”) que han convertido su carrera en un sube y baja constante.
Y así, en esta montaña rusa que ha sido la trayectoria cinematográfica de Will, nos llega su última elección ya convertida en film: “Focus: Maestros de la Estafa”, que viene de las manos del binomio Glenn Ficarra y John Requa. Estos dos cineastas tienen en sus principales obras, películas como “Philip Morris ¡Te quiero!” (2009) y “Loco y estúpido amor” (2011), que ya les hace reconocibles en la industria fílmica internacional.
Robbie y Smith |
Con la premisa clásica del estafador con clase y que le gusta rodearse de glamour, el tándem Ficarra y Requa nos presenta a “Nicky” (Will Smith), quien por azares del destino conoce a la sensual, pero poco hábil, “Jess” (Margot Robbie). Esa poca habilidad para el hurto será cambiada por “Nicky”, quien ve en ella una potencial ladrona de buenos alcances. De esta forma, comienza el ‘training’ de “Jess” en un festival de jazz en Nueva Orleans, llegando ella a afinar tanto su pericia para sustraer cosas de las carteras ajenas, que hasta con palillos chinos lo logra hacer.
Todo marcha sobre ruedas, hasta que el inevitable romance ocurre, deviniendo en eróticas escenas que disfrutarán los fans, tanto los de Will como los de Margot, por supuesto. Esta detonación de la trama dará un punto de inflexión interesante a esta historia, pues a pesar del romance recién surgido, los dos marcharán a destinos distintos, para converger tres años después en Buenos Aires, Argentina, donde ambos tendrán casualmente el mismo objetivo: estafar al empresario “Garriga” (Rodrigo Santoro); cada quien lo intentará por su lado y “Jess”, buscará denodadamente, superar a su maestro.
Ahora que ha surgido el nombre de Rodrigo Santoro, me gustaría hablar un poco de él. Recuerdo a este actor con aquella sorpresiva película brasileña llamada “Bicho de Siete Cabezas” (2001), que narraba el difícil camino de un mozalbete tocado por el mundo de las drogas. Representó un despegue importante para Rodrigo Santoro, lo proyectó internacionalmente (junto con aquella joyita de Walter Salles titulada “Abril Despedazado”, también del 2001) y la verdad, parecía tener más madera, más potencial, para protagonizar films que lo convirtieran en un indiscutible referente iberoamericano en Hollywood como actor serio y no sólo como una figura decorativa de espectaculares películas (“300”, por ejemplo). Qué lástima, todo quedó en expectativa.
Ya metidos en el asunto de los actores, vamos a hablar un poco más de Will. No resulta su mejor trabajo, tampoco el peor, está en un confortable medio camino que parece más bien de transición para recordarnos que habrá mucho más de Will Smith en el futuro (ya nos frotamos las manos por “Suicide Squad”).
¿Y Margot? Bueno, esta chica no deja de acalorar la retina con su sensual presencia. Tiene el don de llamar al espectador a la concupiscencia; sí, hay un deseo inmoderado por mirarla y disfrutar en pantalla de sus atributos físicos a cada momento (cómo olvidarla en aquella candente escena junto a DiCaprio y la cámara escondida en “El Lobo de Wall Street”). Lo mejor es que Margot no sólo es bellísima y sensual, tiene todo para convertirse en una incomparable actriz en un futuro, porque sabe transitar correctamente por el espectro emocional humano. Sólo necesita proyectos que la exijan más, histriónicamente hablando, donde ella sea la absoluta protagonista.
El espectador no saldrá defraudado de la sala de cine con esta apuesta fílmica de Ficarra-Requa, si lo que busca es una película que busca surgir por sí misma (en una temática tan recurrida como la del ‘con man’); un film que lleva su propio paso y con dos secuencias para el recuerdo: la del palco en el estadio, donde “Nicky” y “Jess” se enfrentan al tremendo apostador “Liyuan Tse” (BD Wong) y los inquietantes encuadres cuando están a la merced del enemigo para conocer su último destino.
Sin ser el referente absoluto de las películas de estafa, este film ha solventado correctamente el propósito para el que fue creado: entretener sin estafar al espectador.
NOTA: Focus no se estrena en España hasta el 27 de marzo, pero el que suscribe, residente en México, ya ha podido disfrutarla oficialmente el fin de semana del 6 de marzo.