“Cristiada” es una de esas películas que no pude ver en el cine y de lo cual me arrepiento profundamente ya que no me esforce lo suficiente como para hacerlo.
Hace unos pocos meses que salió en formato doméstico y entonces pude hacerme con ella, pero por cuestiones ajenas a mí, no había tenido tiempo para poder verla. Y lo cierto es que la fecha elegida ha sido la adecuada. Porque paso absolutamente de los premios del cine español, me son completamente inverosímiles sobre todo porque no son premios de cine, son premios absolutamente políticos que sirven para recompensar al más sectario de la falsamente llamada industria. Si nuestro cine fuese realmente una industria, vivirían del dinero de las entradas, y no de la subvención.
Y desde luego he pasado una noche sensacional aunque llena de lágrimas mientras veía esta genial historia que me ha llegado a lo más profundo. Pienso también en lo necios que son los encargados de seleccionar las películas que merecen ser premiadas. Desde luego no soy un iluso que piensa que esta película fuese a recibir algún reconocimiento. Especialmente, por los tiempos actuales que vivimos, donde confesarse católico te convierte en objeto de todas las burlas e insultos imaginables. A mí me ocurre como al protagonista de la película, el general Enrique Gorostieta (Andy García), yo no creo en la Iglesia, pero sí en la Libertad religiosa. Y es que si algo tiene esta cinta es precisamente un valor documental imprescindible para conocer de dónde sacaron la inspiración los Republicanos para masacrar sacerdotes y monjas allá por los tiempos de la II República en España.
Andy Garcia |
México, año 1926. El dictador comunista del PRI, Plutarco Calles , decide porque le da la gana, prohibir la celebración de misas y que los ciudadanos ejerzan libremente su credo. Pero no contento con ello, amenaza a los sacerdotes de que no se les ocurra llevar sotana por la calle si no quieren morir. Básicamente, los católicos se convirtieron en ciudadanos de segunda. Los que se resistieron ante esta repugnante tiranía fueron llamados Cristeros, y tenían un grito: ¡Que viva Cristo Rey! Un grito al que me he unido a medida que avanzaba la proyección, porque si hay algo que no soporto es el totalitarismo y da igual la máscara bajo la que se encuentre. Los Cristeros buscan un líder, alguien que les dirija y enseñe a luchar. Encuentran en la figura del General Enrique Gorostieta a la persona adecuada para ello. Enrique deja a su mujer y a sus hijas para librar una Guerra gracias a la cual, en años venideros, las campanas de las iglesias podrán volver a sonar en México. Por otro lado, el film no escatima en su crítica hacia los EEUU, que en aquella época y como en tantas otras ocasiones, no se enteraban de nada de lo que ocurría a su alrededor, y que viajaban a México sencillamente para cuidar sus intereses petrolíferos. Aunque la iglesia tampoco sale muy bien parada, lo cual, tampoco es de extrañar.
“La Libertad no es solo una palabra que se encuentra en libros, en documentos o en discursos políticos”. Los tiempos actuales son los del relativismo, en los que todo vale y que llevan a rajatabla eso de que Dios ha muerto. “Cristiada” se estrenó en cines, pero pasó muy desapercibida aposta, ya se encargaron de que fuese así. Es una película que va precisamente contra ese mantra de prescindir de Dios y de una moral, y nos habla de unos hombres que estuvieron dispuestos a morir por aquello en lo que creían. Quiero destacar dos momentos de esta película que creo son los más definitorios de la misma. El fallecido Peter O´toole aparece en “Cristiada” haciendo de sacerdote, que muere ejecutado en un pelotón de fusilamiento tras despedirse de un niño, José Sanchez del Río. José le pide que huya con él, pero el sacerdote dice que la Iglesia es su hogar y que morirá siendo un siervo de Dios. José contempla escondido, desde el campanario de la Iglesia, cómo matan al sacerdote. Más adelante, este niño se une a los Cristeros y se hace amigo de Enrique Gorostieta, quien le considera como un hijo. José, dispuesto a dar la vida por su fe, acaba convirtiéndose en mártir, cuando le capturan y le ejecutan de una forma terrible. Enrique no llega a tiempo para rescatar al muchacho. Y en una conversación con su amigo, el general Vega, que es sacerdote, Enrique espeta: ¿Qué clase de Dios es el que permite que ocurra esto? A lo que Vega responde: “Un Dios que dio su sangre inocente por nosotros”
Acción, aventuras y una épica emocionante se funden en esta historia inolvidable que no debería dejar indiferente a nadie, porque tras verla, seas o no seas católico, solo puedes desear gritar: ¡Viva Cristo Rey!.