4º día del Festival de San Sebastían: Hitchcock Truffaut

20 de septiembre. Cuarto día del Festival de San Sebastián. Último día de cine para la que escribe. Dicen que lo bueno, si breve, dos veces bueno. Yo digo que lo bueno, si es con Amenábar y Villeneuve, simplemente, no tiene discusión. Y ya si rematamos con Hitchcock, las palabras se quedan cortas.
Pero antes de hablar del maestro toca la rueda de prensa de rigor. El director Asier Altuna, y los actores Iraia Elias, Kandido Uranga, Amparo Badiola, nos aclaran un poco el significado de Amama: “Una palabra muy potente que de por sí habla ya de tradición. Significa madre y abuela”. Y eso que para Altuna, las palabras no son lo principal: Cuando las palabras no hay que introducirlas es mejor. Estoy contento porque con las imágenes y las miradas he sido capaz de contar la película”.
Pero ¿La entenderá todo el mundo?: “Hay muchas imágenes que salen de la realidad”, afirma el director. De la realidad del caserío vasco: “Como ha sido durante generaciones y siglos, aunque ya no tienen sentido”. Una realidad donde existen contrastes marcados: “Con Amaya (Iraia Elias): la música, las imágenes, los movimientos de cámara. Con Tomás (Kandido Uranga): ya no hay música, la cámara se para…”. Una realidad que tiene como centro la mirada de Amama: “Tal como yo la recuerdo, la he pintado. La amama que conocí desde pequeñito”. Detrás de la cual hay una mujer, Amparo Badiola, a quien el director cuenta que encontró en la calle: “en un bar. Estaba buscando una mujer elegante, con arrugas elegantes”. Y detrás de la cual hay tantos significados y símbolos que uno puede perderse en el aburrimiento o jugar a construirlos. Eso es lo que tiene está película, casi una performance visual que abarca todas las manifestaciones del arte contemporaneo: el land art, el action paintig, la instalación, la fotografía, la música atonal, el cine experimental…
La película se vuelve ahora un poco más clara, pero en su intensidad, sigue siendo bastante nebulosa. Algunos dirán que pretenciosa y artísticamente demasiado intencionada. Otros, como ese que grito: “¡Poeta!”, la disfrutaran con todos los sentidos. Yo me coloco en el centro: mucho arte, tanto como para un 7, pero la puntuación se queda demasiado larga cuando se trata de verla con ojos de espectador.
Y ahora sí. Llegó el momento. Hitchcock viene a despedirme acompañado de su amigo Truffaut, porque para celebrar el cincuenta aniversario del libro del director francés: El cine según Hitchcock, Kent Jones ha decidido montar un documental a lo grande, reuniendo no solo documentos visuales, gráficos y auditivos, sino a un grupo tan selecto como: Scorsese, David Fincher, Wes Anderson, Ricghard Linklater…para que nos cuenten el impacto que el maestro del suspense ha tenido en su cine. ¿A quién no le impacta Hitchcock?
Libros y estudios sobre Hitch hay millones, pero el de Truffaut los aplasta a todos. Muchos lo habremos leído y releído. Lo podríamos leer otra vez. Nos sabremos de memoria detalles, características, estilo, técnica. Lo podríamos leer una vez más. Sabremos dibujar su perfil de un solo trazo. Y lo volveríamos a leer. Por eso, cuando se presenta la oportunidad de ver un documento como éste, no hay que perderla. Podríamos verlo de nuevo. Y es que Hitchcock tiene algo de Homer Simpson, y no me refiero al hambre y a la gordura, sino a que podemos repetir tantas veces como queramos sin morir de indigestión.
El significado que tuvo para Truffaut y el resto de directores franceses de la Nouivelle Vague. Sus toques maestros. Sus genialidades. Sus primeras películas. Los años 40. Los 50. Vértigo, Psicosis. Un plano detalle de la ducha empapándonos mientras Janet Leight cae muerta sobre el suelo del cuarto de baño. ¿Rebobinamos y lo vemos otra vez?
Así el Hitchcock y no cambiará nunca. Sigue dirigiendo desde el cielo “off the record”. Porque hay anécdotas que no quiso dejarnos para mantener el suspense eternamente. Solo Truffaut lo sabe. Pero él también siguió al maestro.
El Festival continúa. La meteorología sigue su curso y las nubes van asomando las patitas por las playas de San Sebastián. Se va el sol y yo, como buena sevillana, emigro hacia el sur buscando el calor. El resto, tendrán que contárnoslo otros. Ha sido un placer., como siempre, cinéfilo.
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