Indika es una joven monja marginada y atormentada por un pasado en cuya cabeza oye la voz del mismo Diablo. Cuando una serie de eventos inesperados que están fuera de su control la hagan unir fuerzas con un preso fugitivo en busca de una reliquia que promete purgar todo pecado de sus almas, Indika hará lo imposible por encontrar respuestas y tal vez la salvación que tan desesperadamente busca.
Este es uno de esos pequeños trabajos humildes que esconden tras de sí ese aire con potencial a ser juego de culto del cual son dignos títulos como La Abadía del CrimenSnatcher o Deadly Premonition. Este último en concreto hace pensar y recordar mucho a Indika no por tener similitudes en su jugabilidad, sino por lo aleatorio y aparentemente confusa que resulta la historia en ocasiones, a veces preguntándote a dónde quiere llevarte este extraño viaje.
Este es un juego en el que te encuentras dentro de una historia que no habrás visto nunca antes en otro videojuego, construido de una manera que te atrapa y no te deja ir hasta el final durante cuatro en las que ni tienes tiempo para aburrirte ni te cuenta más aunque te gustaría. Todo ello acrecentado con una ambientación y unos apartados técnico y artístico dentro de una ambientación única y una puesta en escena trágica.
¿Qué nos ofrece el videojuego Indika?
Así pues, ¿qué tenemos entre manos? Un viaje sobre filosofía y religión donde la complejidad del ser humano choca con la fe y las creencias de las personas. A través de un viaje por la Rusia del siglo XIX destrozada por la miseria, la pobreza y la destrucción, los personajes del juego se ven arrastrados por sus situaciones personales.
Pero a lo largo de su viaje descubres que el sentimiento que más te sigue es el de la derrota: Ilya destrozado por todo lo que ha perdido, Indika llevada por los traumas de su pasado… Todo ello acrecentado por un debate religioso donde todos quieren encontrar la verdad sobre Dios y su motivo de vivir en la Tierra mientras que el Diablo se regodea y burla de ellos como un narrador omnipotente pero carente de capacidad de intervenir.
El ambiente es opresivo, la gente es cruel y la vida es dura. Todo es horrible y cuando piensas que no puede ser peor, se vuelve peor. Y nuestra protagonista es la primera en verse afectada. Todo el tiempo Indika es como esta figura frágil, inocente, callada y tímida sobre el cual todo ser humano con el que entra en contacto vuelca su bilis y odio por cualquier o ningún motivo en especial. Y poco a poco su visión de Dios y el mundo que la rodea se vuelve cada vez más y más gris.
En muchas ocasiones pensarás estar en medio de un viaje similar al de Senhua de la serie de juegos Hellblade, pues muchas veces te preguntas si de verdad hay algo sobrenatural detrás de todo esto o si simplemente está todo en la cabeza de nuestra protagonista, destrozada, torturada y maltratada por un mundo cruel y unas personas igual de malas y hacia la cual se te hará imposible no querer apiadarte al creer que no tiene culpa de nada y sin embargo ella sigue disculpándose como si todo lo fuera.