Escribo estas líneas escuchando una canción que lleva por título Elevation. Pertenece al famoso grupo U2, y se utilizó como tema principal de la BSO de la primera película de Tomb Raider hace ya casi veinte años. Protagonizada por una joven Angelina Jolie, un joven Daniel Craig y un maduro ya Jon Voight que hacía de padre en la ficción de la protagonista (es el padre en la vida real de Angelina).
Años después, se hizo una segunda parte, subtitulada “La Cuna de la Vida”, en la que el coprotagonista era un aun poco conocido Gerard Butler. El caso es que este pequeño ejercicio de nostalgia tiene una justificación: recordar esas películas porque son, manifiestamente mejores, que esta nueva de la que voy a hablar a continuación. Desgraciadamente, no hay nada peor que experimentar bostezos y aburrimiento en una cinta que lo único que tiene que hacer es precisamente todo lo contrario, entretener. Y no hay nada peor que ver cómo se somete a una actriz a una serie de escenas imposibles donde se la machaca a golpes sin piedad con la pretensión de mostrar algo. ¿El qué? Sinceramente no lo sé, pero voy a realizar con vosotros un ejercicio de razonamiento en el que no voy a poner, tranquilos, ningún spoiler, pero sí que voy a justificar por qué prefiero las primeras cintas de Lara Croft a este reboot absolutamente innecesario.
1º REDEFINIR EL PERSONAJE
Vamos a ver. A estas alturas de nuestra vida, pregunto con total sinceridad: ¿Quién no conoce a Lara Croft? Hay por lo menos dos o tres generaciones que saben quién es. No es que quiera compararlo pero leñe, todos sabemos quién es Wayne, o Clark Bruce Kent. Hay personajes que son ya míticos por el mainstream, ya sea fílmico, comiquero o de videojuegos. Tomb Raider es uno de los juegos para consola más famosos de la historia. Reconozco que no he jugado a la versión más reciente (y que, según dicen, sirven de inspiración para esta película), pero sí que pude experimentar las dos o tres primeras allá en los tiempos en que había Playstation 1.
Hablo de hace muchos años ya y me doy cuenta de lo mayor que soy. El caso es que en esos instantes, comenzaban a tener lugar las primeras adaptaciones de videojuegos. La primera fue SuperMario Bros con Bo Hoskins y Dennis Hooper; luego llegaron Mortal Kombat y Street Fighter (mítico Van-Damme haciendo de Coronel Guile), películas con un presupuesto bastante bajo porque aun no se confiaba mucho en que los juegos fuesen rentables a nivel cinematográfico. Acto seguido, cuestión de pocos años, llegó Tomb Raider, producida por Paramount, un gran estudio que apostaba fuerte, con un presupuesto ya alto para aquellos tiempos y que ahora nos provocaría risa. En fin, los fans del juego y de Angelina Jolie estábamos de enhorabuena, porque Lara Croft, a pesar de ser la reproducción digital de diferentes modelos de pasarela, encontraba a una actriz que la reflejaba a la perfección.
El perfil del personaje tal y como se reflejó en aquella primera cinta el de una mujer elegante, con clase, muy sexy, y muy peligrosa al mismo tiempo. Una mujer culta también porque era experta en mitología clásica e Historia antigua; entrenaba todos los días en la mansión de su familia, y no se dejaba dominar por ningún hombre. Más bien, era ella la que los dominaba a todos. Pero arrastraba consigo la pérdida de su padre, Lord Richard Croft. Lara se disponía a terminar con una investigación que su progenitor había dejado a medias, relacionada con la secta de los Iluminatti. En el proceso, descubría que su padre estaba vivo y que sus más allegados, le habían traicionado. Este era el esquema del primer film para presentarnos al personaje. En la continuación, la Cuna de la Vida, ya superados los traumas del pasado, Lara seguía con sus aventuras, hasta que un día el gobierno británico solicita su ayuda ante la amenaza de una pandemia global relacionada con la mítica Caja de Pandora. Este es el resumen de las dos primeras cintas. Ahora entenderéis por qué estoy rememorando tanto el pasado.
Damos un salto en el tiempo hasta ahora, al 2018. Cambiamos la actriz principal y a los secundarios. Ahora, Lara es interpretada por Alicia Vikander, considerada una de las mejores actrices que hay en Hollywood. De hecho, son memorables sus interpretaciones en EX_MAchina o en La Chica Danesa junto con Eddie Redmayne. El proyecto se supone que lo que quiere es traernos una nueva Lara Croft para los tiempos modernos. Bien. Uno puede pensar que por qué hay que volver a hacer Tomb Raider. Este es un debate en el que no voy a entrar. Pero sí que se supone que cuando vuelves a una historia o a un personaje, es porque consideras que lo puedes hacer mejor que el predecesor.
No contentos con lo que se hizo en el pasado, el perfil que dibuja Vikander del personaje es el de una niña rebelde que reniega de quien es. No quiere saber nada de su legado familiar, no tiene estudios, no sabe muy bien qué o quién quiere ser. ¿Quizás quiere vivir libre? En realidad lo desconocemos porque lo único que sabemos es que su padre, Lord Richard Croft (Dominic West) está desaparecido, lleva ya varios años perdido. Los abogados de la empresa, interpretados por Derek Jacobi y Kristin Scott Thomas, quieren que Lara firme la defunción y cobre la herencia. Pero la chica se niega hasta que lee el testamento, donde su padre menciona una investigación iniciada por su afición secreta: la arqueología. ¿Le suena a alguien algo de lo que estoy mencionando?
El caso es que Lara inicia su particular periplo para buscar a su padre y averiguar si ha muerto o no. Para ello, tendrá que conocer a fondo la historia de una antigua emperatriz japonesa acusada de ser una peligrosa hechicera. Una aventura que se supone sirve de crecimiento para el personaje y para averiguar quién es. Posiblemente ella lo sepa, pero los espectadores lo desconocemos. ¿De verdad esta redefinición del mito encaja mejor con los tiempos actuales? ¿Acaso supone un alarde de feminismo ser una rebelde y una bala perdida? ¿Qué clase de valores quiere transmitir esta cinta?
2º LARA CROFT NO ES UNA HEROÍNA
La moda superheroíca tiene efectos secundarios, y esta película es uno de ellos. Reinterpretar a Lara Croft creo que solo responde a una idea específica: los grandes estudios consideran que no hay suficientes personajes fuertes femeninos (menos mal que existe Wonder Woman o la Viuda Negra) y entonces tenemos que coger todo personaje que se preste y transformarlo en algo que no es. Porque desde luego, la imagen que yo tengo de nuestra Tomb Raider no es de una superheroína. Es una arqueóloga, una buscadora de tesoros, una mujer que incansable recorre los mares del misterio más complicado de resolver. Parece ser que la imagen de una mujer con elegancia, estudiosa, no sería bien vista por las nuevas generaciones. ¿Considerarían al personaje una nerd tipo Big Bang o algo así? Pienso precisamente que no hay nada más feminista que una mujer que reparta mucha leña, refinada, con estilo, bondadosa y que al mismo tiempo muestre cierta sensibilidad. Wonder Woman solo hay una, y Lara Croft nunca ha sido una superheroína.
3º SIN IDEAS
Por si os lo estabais preguntando, así es: la gran idea de esta película es copiar el esquema argumental de su predecesora. Claro, es que es necesario volver a recordarnos quien es…por el amor de dios, ya hubo una cinta contando los orígenes, ¿¿¿por qué hay que volver a contar algo que ya sabemos??? Esta es la demostración palpable de que los grandes estudios piensan que pueden hacer oro de cualquier cosa. Posiblemente la jugada les salga bien, pero desde luego eso tampoco hablaría muy bien por parte del público, el cual, es cada vez más contradictorio.
¿Tiene algo esta película que pueda salvarse? Pues quizás Walton Goggins (Justified) que nos hace un buen malvado que tampoco es tan malvado, pero es el personaje que mejor definido está en toda la película, quizás sea porque es el más sencillo. Y es que hay una manía en querer dar profundidad a cosas que no la necesitan. Si es que esta película tendría que ser una aventura cuanto más sencilla mejor, pim, pam pum nada más, no necesitamos nada más, el exceso de información aquí resta no suma. Y si a esto le añadimos una copia del argumento de La Última cruzada de Indiana Jones y algún toque a lo Náufrago o Perdidos…en fin…un resultado bastante pobre, dos horas que se hacen eternas y unos actores buenos totalmente desaprovechados.
Sinceramente, me quedo con las dos primeras películas sin dudarlo.