Black Mirror Temporada 5: La crítica
En estos últimos meses, ha habido dos grandes series a las que los aficionados y aficionadas han castigado de forma exagerada. Una ha sido Juego de Tronos por ese final que no ha satisfecho a una gran mayoría del público, y la otra, ha sido la quinta temporada de Black Mirror.
Personalmente, creo que Black Museum, el capítulo de cierre de la anterior temporada de Black Mirror, podía haber sido el punto y final perfecto de esta estupenda serie, pero viendo que Netflix, tras la adquisición del show de Charlie Brooker, quiere monetizarla a base de bien, tengo que decir que esta última tanda de capítulos me sigue pareciendo de un nivel muy superior al de la mayoría de series que llega a nosotros a día de hoy.
Desde luego, soy el primero en admitir que esta última temporada es menos rebuscada y menos oscura que las anteriores, pero, aun así, es digna de tener en cuenta. Dicho esto, paso a dar mi opinión sobre cada uno de los episodios para, después, dar mi conclusión final.
Striking Vipers
El primero de los tres episodios de esta temporada está protagonizada por Anthony Mackie (Halcón en The Avengers) y nos presenta una situación que está más presente de lo que creemos: encuentros sexuales en videojuegos.
El capítulo nos presenta uno de los muchos artilugios de esta serie y lo extrapola al mundo de la realidad virtual y los videojuegos para ofrecer un relato que nos hace reflexionar sobre los límites de la sexualidad, lo que podemos considerar una infidelidad y otra serie de apreciaciones que tienen más miga al margen del rocambolesco capitulo del que muchos solo se quedan en lo superficial.
A día de hoy, son muchos los que llevan al límite ciertas facetas de los videojuegos para explorar o experimentar su sexualidad desde la privacidad de sus casas y como digo, esto es solo uno de los aspectos que explora Striking Vipers.
Sexo, videojuegos, mentiras, adiciones y un vistazo al interior de cada uno (incluida a la monotonía de la vida familiar) son algunos de los temas que aborda el capítulo, y bueno, sin tener giros oscuros ni una ambientación futurista, creo que el capítulo cumple con la premisa principal de la serie desde sus inicios: hacernos pensar sobre los cambios a los que, como individuos, nos podemos enfrentar con el uso de las nuevas tecnologías.
Smithereens (Añicos)
Sabemos perfectamente que las empresas tecnológicas juegan con nuestros datos privados, pero ¿hasta qué punto tienen control? En eso incide este capítulo en el que un pobre desgraciado, víctima de su adicción a las redes pretende vengarse de una gran empresa tecnológica. Por el camino, vamos viendo hasta qué punto estas empresas tienen más datos sobre nosotros que cualquier autoridad gubernamental y, sobre todo, cuál es su capacidad de influir en gobiernos y otros ambitos de la vida civil.
Resulta aterrador ver como estas empresas manejan, con nuestro permiso, datos personales que le permiten ofrecernos experiencias adictivas y que nos mantienen inmersos en un mundo irreal del que difícilmente podemos o queremos salir.
Sin duda, son muchos los que ignoran el modus operandi de estas empresas, pero su capacidad de mantenernos en su sistema, influenciarnos y hacernos actuar en una u otra dirección es digna de estudio (bueno en realidad, ya hay cientos de estudios al respecto).
Netflix ya había profundizado en esto con el capítulo Nosedive (el que protagonizaba Bryce Dallas Howard), pero aquí, alejándonos del tema de los likes, se abordan otros aspectos oscuros de las empresas que viven de los usuarios que usan sus redes sociales.
Rachel, Jack y Ashley Too
Con una estrella invitada tan especial como Miley Cyrus, nos encontramos con un capítulo que, a priori parece una estupenda venganza por parte de la actriz y cantante por sus inicios como Hannah Montana. Desde luego, no soy de los que piensa que esos inicios tuvieran que ser rocambolescos por narices, pero viendo como evolucionaron todas las chicas Disney, está claro que algo chungo se instauro en estos shows.
Con este tercer capítulo de la quinta temporada de Black Mirror, se exploran aspectos positivos como los asistentes virtuales y como estos pueden, dejando un lado lo negativo que vende la serie, aportar confianza a ciertos consumidores. Ese es solo uno de los puntos a tener en cuenta en el capítulo ya que, el más importante es el de la explotación de artistas cuando su tutela recae en familiares ambiciosos, algo que aquí se expande hasta llegar al asunto de la explotación de los derechos de los artistas una vez fallecidos.
Hemos visto como la imagen de actores se usa tras su muerte, como se organizan conciertos con emisiones holográficas y en este capítulo de Black Mirror se aborda la idea de extraer pensamiento de un cerebro cuyo cuerpo ya no funciona. Sin duda, nos hace pensar sobre hasta qué punto un artista se convierte en un producto cien por cien explotable y deja entrever el lado más oscuro de una industria que, al tiempo, es muy probable que se revele muy similar a lo que Rooker muestra aquí.
Conclusiones Quinta temporada Black Mirror
Como veis, la quinta temporada de Black Mirror me ha gustado. Es evidente que su impacto y su presupuesto es menor que en anteriores ocasiones, pero, aun así, mantiene su capacidad de sorprender al espectador, hacernos pensar y mantenernos en atentos con capítulos de una hora, algo que en este tiempo no resulta fácil.
Criticar un show como este cuando en anteriores temporadas se ha rozado la excelencia puede ser fácil, pero sinceramente, habría que aceptar el show como es, y lejos de enfadarnos tanto por un producto pensado para entretenernos, deberíamos empezar a ser más críticos con otros aspectos más importantes de la vida, aunque claro, eso no dará el mismo subidón de ego que produce el poner a parir el trabajo de los demás en redes sociales simplemente porque nuestras expectativas no hayan cumplido.