Ava DuVernay no ha tenido mayor problema para solventar este discurso cinematográfico acerca de Martin Luther King, de un histórico momento muy preciso como fue la marcha de Selma a Montgomery, Alabama y la aprobación, en consecuencia, de la muy necesitada “Ley de Derechos Electorales”, respaldada por Lyndon B. Johnson.
Martin Luther King, el originario de Atlanta, Georgia, cimbró a la sociedad estadunidense con aquel discurso lleno de grandilocuencia y dramatismo, conocido como “I have a dream” (“Yo tengo un sueño”) y en éste se hallaban claros señalamientos al segregacionismo que reinaba en su nación y que afectaba en todo sentido la vida de las comunidades afroamericanas, sobre todo en los estados del sur.
Un punto nítido que tocaron las palabras de King aquel día del 28 de agosto de 1963 fue la situación en el estado de Alabama y más evidente no pudo ser:
“Yo tengo un sueño que un día, allá en Alabama, con sus racistas despiadados, con un gobernador cuyos labios gotean con las palabras de la interposición y la anulación; un día allí mismo en Alabama, pequeños niños negros y pequeñas niñas negras serán capaces de unir sus manos con pequeños niños blancos y niñas blancas como hermanas y hermanos”.
Así que este pendiente no podía quedar fuera del escritorio de
King y junto a su
SCLC (
“Conferencia de Liderazgo Cristiano del Sur”,
o “Southern Christian Leadership Conference” por sus siglas en inglés) encabezaron una campaña de protesta y resistencia en la ciudad de
Selma, enclavada precisamente en el estado sureño de
Alabama, donde aún el segregacionismo racial estaba latente en las actividades y el quehacer diario de esta entidad.
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David Oyelowo |
Y es aquí donde entra el relato que Ava DuVernay viene a contarnos de esta tremenda hazaña que logró el gran orador y apóstol de los derechos civiles americanos, Martin Luther King: la aprobación de “La Ley de los Derechos Electorales” (“The Voting Rights Acts”) que permitiría el sufragio a las comunidades afroamericanas de Alabama; sin embargo, para dicha victoria, King necesitaría mostrar a los ojos del mundo las tropelías e injusticias que padecían los habitantes negros de Alabama.
El plan era marchar en protesta pacífica de Selma a Montgomery, la capital de Alabama. A punto de cruzar el simbólico puente “Edmund Pettus”, la congregación es disuelta a punta de porrazos por las fuerzas del orden del estado y transmitido el hecho en cadena nacional, levanta ámpula de inmediato entre amplios sectores de la sociedad americana, quien ahora apoyara con mayor ahínco la causa de Martin Luther King.
Uno de los mayores retos que enfrentó
King (
personificado en este film por David Oyelowo) fue el gobernador de
Alabama,
George C. Wallace (
interpretado por Tim Roth en perfecto acento sureño), quien permanecía firme en su postura de mantener para siempre la segregación racial en su estado y que impediría a toda costa la marcha desde
Selma.
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Las supuestas fuerzas de la seguridad… |
Esta lucha de King lo llevó incluso a hablarle de manera muy fuerte al presidente en turno, que en ese entonces era Lyndon B. Johnson (Tom Wilkinson, en otro sólido papel) y que llevó a Johnson a contestarle ya con cierta exasperación: “Tú eres un activista; yo, un político. Tú tienes un gran problema; yo, 101”.
Con la firmeza de los manifestantes de King, DuVernay nos lleva por este camino del periplo de Martin Luther en su denodada lid por la emancipación de la sociedad afroamericana; Ava tuvo el tino de presentar este caso específico de King, resultando en un discurso cinematográfico con bastantes pantalones. Con determinación, llenando de dramatismo los encuadres, ascendiendo el discurso hasta volverlo, por momentos, incendiario, Ava nos estruja el corazón con los violentos enfrentamientos entre los partidarios de King y la policía.
Todos los encuadres de DuVernay se van solidificando hasta formar una estructura sólida y completa, como el mismo puente “Edmund Pettus”, que se convierte en marco importante de su historia (porque allí es donde los seguidores de King estuvieron dispuestos a entregar su propia vida por su causa).
Es un film completamente lineal, que cuenta con
el mérito de DuVernay de irte atrapando en esta cronología acerca de Martin Luther, sin aspavientos y sin ataques de creatividad innecesarios, simple y llanamente la necesidad de contarte, desde una narrativa muy clásica, un fragmento de la historia contemporánea que nos atañe a todos, dada la complejidad actual de la conducta humana en distintos niveles.
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Oprah Winfrey en Selma |
DuVernay se vale para estos aciertos de un actor con el que hizo mancuerna previamente en “Middle of Nowhere” (2012), David Oyelowo, quien se adueña del personaje de King con una naturalidad que maravilla y no tanto por el aspecto físico, sino por la virtud de sentir, en su capacidad como actor, el alma de King, plena y correcta, en todos sus actos y en sus más profundos pensamientos.
Martin Luther King hoy ya no vive, pero su legado perdura, la semilla que sembró, hoy es árbol fuerte y robusto que da buenos frutos; que hay muchas cosas por hacer para mejorar, las hay por supuesto. Pero me gustaría que el gran orador viviera todavía y que empezara un discurso con la siguiente frase: “yo tengo un sueño por este mundo” y tal vez no sería Washington, D.C., ni tampoco Selma, Alabama, la ciudad elegida para tal efecto. ¿Qué ciudad elegirían? Una pregunta que tendrá la mejor respuesta en cada uno de ustedes.
NOTA: Selma se estrena en España el próximo 6 de marzo, pero en México ya está disponible en cines desde el pasado fin de semana, por lo que nuestro compañero Edu Bustamante, ya puede ofrecernos su crítica