Crítica de ‘Los Dos Papas’: Religión, futbol y otras cuestiones
Un supuesto encuentro entre Benedicto XVI y el Cardenal Bergoglio, actualmente el Papa Francisco, es el telón de fondo de la propuesta del brasileño Fernando Meirelles. Otra cinta de la plataforma Netflix que compite en los Globos de Oro como Película, junto con los dos intérpretes protagonistas. Cualquiera que vea en el cartel las figuras de Anthony Hopkins (Benedicto XVI) y Jonathan Pryce (Francisco) se percata de que va a ver a dos de los grandes intérpretes británicos y de que por lo menos en la película se encontrará con un típico duelo de roles que tanto les gusta a los académicos de Hollywood. De hecho, la mayor bondad de la película reside precisamente en este punto, en verlos a los dos en la gran pantalla, tomando un vaso de agua en el jardín de Castel Gandolfo, o luego compartiendo un vino mientras Benedicto muestra sus dotes al piano.
Porque los Dos Papas es esto, un retrato humano de dos figuras históricas muy importantes. Aquí tampoco vamos a detenernos en cuestiones de credo ni de historia porque no somos expertos en ellas, pero sí que merece la pena destacar una cuestión que desvirtúa un poco a nivel narrativo la obra. Y es que en algunos momentos, el director tiene la tentación de decirle al espectador lo que tiene que pensar. Tiene la tentación y se deja llevar por ella. Son instantes muy concretos, sobre todo hacia el final de la cinta con Bergoglio siendo ya Papa, en el que parece que no ha podido evitar meter los eslóganes políticos y mediáticos repetidos ad nauseam sobre el cambio climático, las fronteras o la inmigración. Asuntos que en un retrato humano y supuestamente histórico de dos personajes concretos no vienen a cuento, ya que acabas diluyendo las bondades de la película, que las tiene y son muchas.
Porque podríamos quedarnos en el momento en que la extraña pareja se sientan juntos a ver un partido de fútbol, un instante plagado de cerveza, risas y felicitaciones mutuas, una fotografía cotidiana en muchas casas, que claro, ¿Por qué no iba a ser así también en este caso? Pero sin duda alguna lo más importante de todo es el encuentro en la Capilla Sixtina, el lugar simbólico por excelencia de todo el Vaticano, donde el Espíritu Santo asiste a los Cardenales en el momento en que van a elegir al nuevo Obispo de Roma. Ese encuentro en el que los dos astros elevan por encima de todo el nivel de la película, mostrando el lado más humano de ambos personajes. En sus charlas hablan sobre lo divino, sobre política, sobre la sociedad occidental y su pérdida de rumbo. Una película muy interesante que te acaba sacando una sonrisa.