Crítica de ‘Artemis Fowl’: La saga de Eoin Colfer se estrena en Disney+
Artemis Fowl, el pequeño genio criminal, aterriza en Disney+ tras la suspensión de su estreno en cines por la crisis del Covid-19. Desde el 12 de junio, disponible para los suscriptores de esta plataforma.
Kenneth Brannagh, director que nos tiene acostumbrados a adaptaciones de Shakespeare para la pantalla grande, ha dado un giro en los últimos años hacia proyectos de mayor presupuesto.
Comenzó con Thor para Marvel Studios, después ha pasado a las páginas de Agatha Christie para realizar una memorable interpretación de Hercules Poirot (mal que les pese a los fanáticos de Peter Ustinov y los que son incapaces de abstraerse de sus purismos personales) y ahora traslada las páginas de Eoin Colfer, creador de la saga del niño ladrón que le dio la fama. Pero desde luego este giro en la carrera del director no es más que un cambio en lo que a magnitud de los proyectos se refiere, porque Brannagh forma parte de esa lista de “autores” que siempre le dan su toque personal a todo lo que hacen. Podrá gustar más o menos, pero no se le puede negar que siempre intenta sacar lo mejor de los relatos, aunque sea a costa de realizar numerosas alteraciones en los mismos.
Quien esto escribe, considera que las adaptaciones no tienen por qué ser traslados literales de las páginas a la imagen. Porque lo bueno que tiene trabajar con el lenguaje audiovisual es precisamente que te permite cierto nivel de creatividad para poder darle verosimilitud a la historia. Dicho sea de paso que hay libros y cómics que, por mucho que nos empeñemos, solo tienen cabida en la viñeta o en la narrativa, porque transformarlos a imagen supondría costes demasiado altos no solo de dinero sino también alteraciones que desvirtuarían el relato. El caso de Artemis Fowl es un tanto paradigmático. El esquema de la primera novela (son ocho en total) es muy sencillo. Dicho por el propio autor en su día, “es una especie de jungla de cristal con hadas”, y cualquiera que se acerque al libro podrá comprobar que, efectivamente, se trata de un producto muy parecido a nivel de estructura. Y también que, para tratarse de un producto juvenil, la saga contiene mucha oscuridad y un alto nivel de thriller psicológico.
Brannagh ha cambiado el perfil de los personajes. Sin duda se encuentra el Artemis genio, carismático, y con cierta tendencia al mal presente en las páginas. Pero el director ha decidido darle un ancla emocional para humanizarlo, a diferencia de lo que sucede en la novela. Enseguida se podría entonar una protesta formal porque ha hecho lo que le ha dado la gana y ha cambiado la historia. “Esto no es Artemis Fowl” dirán algunos, y se podría asegurar con cierto nivel de justicia de cara a la creación literaria; pero es que hay que abstraerse de lo que uno ha leído. Si se hace ese ejercicio, posiblemente nos llevemos una grata sorpresa, ya que no solo veremos que la esencia del personaje está presente, sino que además sirve como perfecto reflejo para un lenguaje diferente. De hecho, el propio director no ha dudado en ampliar un poco el universo Fowl en la cinta, añadiendo un acontecimiento de la segunda novela a esta adaptación de la primera, para así poder crear mejor esa humanización del chaval protagonista.
Porque Artemis (un genial debutante Ferdia Shaw) debe rescatar a su padre de las garras de un enemigo invisible, de alguien que quiere eliminar la raza humana y las del subsuelo. Sí, este es un mundo en el que existen las hadas, los elfos, los enanos, y todo tipo de criaturas que solo conocemos en las leyendas. La influencia de las leyendas y mitos irlandeses del libro también impregna la cinta y la formación intelectual de Artemis, un aspecto que se agradece al director, porque en el original, las palabras de Colfer te sumergen de lleno en un universo desconocido que, poco a poco te va desarrollando. Esto en el cine es difícil de cara a los tempos de la cinta, y sobre todo se cuenta con el recurso de la imagen para solucionarlo, y se ve en buena parte de la cinta a Artemis padre (Colin Farrell) enseñando a su hijo acerca de la existencia de esas criaturas y la posibilidad de que humanos y seres feéricos podríamos vivir en pacífica coexistencia. Este punto en el que Brannagh da pie al tono shakespeariano en cuanto al legado familiar y a los pecados del pasado.
Artemis emprenderá el rescate de su padre ayudado por el hada Holly (Lara Mcdonell), el enano gigantón Muks Diggums (Josh Gad) y otros secundarios de lujo, en una cinta de aventuras puramente familiar que abre la posibilidad de más aventuras, todo dependiendo de la recepción por parte del público. Una cinta divertida que logra tener un buen equilibrio de diversión y de oscuridad, pues el comienzo en blanco y negro con el personaje de Gad en una sala de interrogatorios, nos remite al tono utilizado por el autor en la novela, ya que se juega siempre con el bien y el mal, utilizando la técnica de in medias res.
En definitiva, Artemis Fowl tiene un buen comienzo y deja una sonrisa en el espectador. ¿Qué más se puede pedir?