Premios ASECAN del cine Andaluz 2019

Las galas de entrega de premios, sean de cine o de cualquier otra cosa, suelen merecerse el premio a la cosa más aburrida del año en cuestión. Verlas por televisión tiene un pase. Puedes cambiar de canal o, simplemente, apagar e irte. En directo… la cosa tiene su “cosa”. El secreto suele consistir en ser uno de los premiados. En caso contrario, hay poco que hacer: esperar con resignación a que todo pase lo mejor posible. En este caso, no he sido premiada y aquello ha durado una hora y cuarenta minutos (aprox.). Y lo cierto es: que no me he aburrido nada de nada. ¿E secreto?: agilidad, música y humor sin otro tipo de aditivos innecesarios.

Desde que en 1983 la película Demonios en el jardín de Manuel Gutiérrez Aragón ganará el premio a la mejor película española, ha llovido mucho… en My Fair Lady decían que la lluvia en Sevilla (aceptamos Sevilla como representante de Andalucía porque los premios se han celebrado aquí) es una maravilla. Y lo que dice Audrey Hepburn va a misa…que diga: a la sala de cine y más allá.

Este año las nominaciones no han tenido nada que envidiar a los Goya. Los ganadores puede que se reúnan más de un Cabezón entre todos –algunos de ellos incluso dos-. Y es que Andalucía no tiene nada que envidiar a Madrid, Barcelona o similar. No, esto no lo dijo la Hepburn, pero casi.

Con solo leer el nombre de las películas nominadas nos podemos hacer una idea de la maravillosa lluvia del cine andaluz: Entre dos aguas, Viaje al cuarto de una madre, Quien te cantará, Ánimas, Tu hijo, Jaulas, Sin fin, Cuando los ángeles duermen, El mundo es suyo… Comedia, drama, terror, thriller…

Natalia de Molina en los ASECAN 2019

Me enganché como si fuera la última película a las desgracias de ese pobre hombre que encarnaba como nadie la Ley de Murphy en versión desquiciada… Cuando los ángeles duermen, yo no pude dormir de la tensión. No me pude reír más con los compadres en El mundo el suyo… Tanto como lo hice un día con Carmina y Amén, señores, esto es cine andaluz. El reino, que no es andaluza, pero que está protagonizada por todo un andaluz como Antonio de la Torre, supuso toda una carrera endemoniada hacia los cuestionamientos éticos de la corrupción… no me gusta nada la política pero me encantó la película, no sé si a eso se le puede llamar corrupción del espectador para ganarse un voto. Y así una por una podría hablar de todo lo que me ha hecho sentir en este año el cine andaluz: la inquietud de los trabajos de Bermut, la naturalidad de todas las películas donde trabaja Ana Castillo, la vida entre dos aguas, el miedo ¿a qué?… el Mundo, este año, es suyo: del cine andaluz.

Y antes de pasar a los premiados, me permito darle un premio especial al duo que nos acompañó durante la gala: Los Calambres con sus versiones imposibles. Porque para el cine andaluz nada es imposible, puede presentarse en todas las versiones, y nos transmite más de un calambre… de emoción.