Crítica de ‘El Irlandés’: La película de Scorsese que Netflix estrena en cines
Frank Sheeran (Robert de Niro) nos recibe en la residencia para la tercera edad en la que vive. Nos sentamos frente a él y nos cuenta una historia. Un relato que lleva por título:
“He oído que pintas casas…”
Frank Sheeran, de origen irlandés, conductor de camiones. Un día tiene una avería en la carretera y alguien se para a ayudarle, el hombre que cambiaría su vida, Russel Buffalino (Joe Pesci). A partir de este instante, nos adentramos en la carrera de Frank como sicario de la mafia italiana. “He oído que pintas casas” es la forma de decir lo que haces, que se resume en volarle la cabeza a alguien y con su sangre manchar las paredes. Y es lo mismo que le dice Jimmy Hoffa (Al Pacino) cuando hablan por primera vez. A lo que Frank responde:
“…Y también hago trabajos de carpintería”
Porque una vez que se acaba con alguien, habrá que ocultar la prueba del delito. Puede decirse que Frank hace un trabajo completo, por el que pone comida en la mesa y cuida de su familia. Esta es la vida de Frank Sheeran. Al menos una parte de ella. Porque también es marido y padre. Tiene cuatro hijas. La mayor de todas, Peggy (Anna Paquin), es la única que no hace oídos sordos ni es ciega a la verdad acerca de su progenitor. Y esta es la parte fundamental de la historia que nos relata Frank; la relación entre padre e hija, mostrada con elocuentes miradas de pena y también de desprecio. Frank no solo crea trabajos de carpintería para la mafia, también sin quererlo, destruye la relación con su hija, sobre todo, después de la desaparición de Jimmy Hoffa, al que consideraba un segundo padre, o el padre que no tenía.
Con “El Irlandés”, Martin Scorsese se adentra en los laberintos de la memoria para narrarnos una historia que va más allá de la ficción. Los recuerdos, el paso del tiempo, la Familia, la Amistad, el Honor. Sin duda alguna tiene su interés todo lo concerniente a la figura de Hoffa y la trama de corrupción política e institucional que nos refleja la sociología del film, pero para quien esto escribe, el núcleo de poder de la película reside precisamente en todos los instantes familiares. Observar a Peggy sonriente tomando un helado con el Tío Jimmy (quien también oculta algunos esqueletos), la desesperación de Russel por encontrar en su ahijada un sentimiento de ternura hacia él; pero creo que como elemento fundamental está el instante en que el anciano Frank le muestra a su enfermera una foto de Peggy junto con Hoffa, y la enfermera no sabe quien fue este último.
Citando la famosa frase de Roy Bati en Blade Runner: “Todos esos momentos se perderán, en el tiempo, como lágrimas en la lluvia”. Porque Russel, Tony Pro, Hoffa…todos han muerto ya, y con ellos se ha ido una parte de la memoria, de la historia americana. Ya solo queda Frank para poder hablarnos de aquellos tiempos. Solo Scorsese, como si fuera el propio Sheeran, puede narrarnos una historia tan memorable. Qué gran película se pierden las multisalas. O mejor dicho, qué gran epopeya ha regalado Netflix a los amantes del cines…