Hoy he conseguido sacar un rato para poder hablar de uno de los cómics que tengo en recamara, y el elegido para la ocasión ha sido el extraño volumen que el artista satírico Carles Ponsí ha dado a bien en llamar ¡Socorro! ¡¡ Mi madre tiene Facebook!!.
Este autor al que muchos conoceréis por su aportación a revistas como El Jueves o Cáñamo reúnen en este cómic (o libro… la verdad no sé si es el termino más adecuado) todos los tópicos que rodean al mundo de la informática, centrándose en “ese mal” que nos afecta desde hace años.
Como antiguo trabajador de un servicio técnico informático tengo que decir que los chistes de Ponsí son totalmente verídicos, y que aunque en la comedia se tiende a exagerar, tanto el personaje de su madre, las amigas de esta y los vecinos tienen una base muy real.
En ¡Socorro! ¡¡ Mi madre tiene Facebook!! Ponsí se presenta a sí mismo lidiando con una madre que se ha subido al carro de las nuevas tecnologías y que como es normal, tiene un montón de dudas que, desde la ignorancia de una generación que se ha encontrado tarde con estos “inventos”, resulta simpatiquísima y entrañable.
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| Ponsí no sabía en lo que se metía cuando animó a su madre a usar las nuevas tecnologías |
Además de los chistes en forma de tiras el autor nos presenta diferentes decálogos para enfrentarnos a la ardua tarea de enseñar cómo se usa internet a los mayores, y digo internet en vez de Facebook porque, aunque el titulo pueda despistar, la madre de Ponsí va a tocar un monto de palos tecnológicos, desde el procesador de texto hasta el WhatsApp.
Con un estilo muy sencillo, pero eficaz, ¡Socorro! ¡¡ Mi madre tiene Facebook!! consigue hacernos pasar un buen rato mientras lo leemos, y aunque esta obra no se considerará ningún clásico, hay que admitir que viene de perlas en estos tiempos correosos en los que las risas son más necesarias que nunca.
Personalmente tengo que decir que lo he disfrutado un montón, así que por mi parte no puedo hacer más que recomendar esta obra publicada por los amigos de Grafito Editorial que hará reír tanto a maestros como aprendices de las nuevas tecnologías.
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| Lo del Candy Crush siempre ha dado mucho «juego» |
