Ni Morricone, Ni Elmer Bernstein, ni Dimitri Tiomkin. El western de 2015 suena a Jay Kurzel.
Pocos géneros son tan dados a la experimentación como el western. Del primer western al último, el Oeste, siendo el mismo, es totalmente diferente. Su música también.
El western moderno presenta diferentes facetas musicales: mezcla de géneros (Cowboys & Aliens, Young Ones), innovación (Dead Man), minimalismo (Brokeback Mountain), uso de música preexistente (Django Desencadenado), vuelta a lo clásico (Valor de Ley, Mil Maneras de Morder el Polvo)…no hay nada que se le resista. No hay nada que nos haga olvidar donde estamos por mucho que nos desviemos del camino. El desierto es demasiado grande. El horizonte demasiado lejano. Las posibilidades infinitas. Como prometía el Oeste.
Jay Kurzel ha llegado a la ciudad. Ha abierto las puertas del saloon con un golpe seco. Ha mirado a los presentes sin ningún tipo de reparos:”Me gustan los retos”. Todos nos hemos visto obligados a soltar las armas, levantar las manos e invitarle a un trago. El australiano se ha ganado la estrella de sheriff hasta nuevo aviso.
Un director como John Maclain, antiguo componente de The Beta Band, músico, por tanto; tenía que poner especial atención a la música. Lo tenía muy claro. El crepúsculo del Oeste nunca ha necesitado grandes orquestas sinfónicas. La crudeza, la soledad, la violencia. Tan grandiosas por sí mismas. Cuanto más silenciosas, más desasosegantes. La fusión de culturas. América, Europa, África, Asia…la promesa del Oeste era universal. “John me dio dos direcciones muy específicas”, comenta Kurzel. “Quería algo que pudiera silbar y que estuviera en compás de ¾. Al igual que Jay, El vals es europeo, además, está muy en desacuerdo con la violencia del paisaje”. Así comienza esta nueva aventura del Oeste. Así comienza la aventura de Slow West.
Kurzel acogió esas directrices y las convirtió en suyas, sin influencias del género, sin referentes específicos. Buscó contar la historia de este escocés romántico que dispara a las estrellas y persigue un sueño en un entorno salvaje. Buscó la intimidad. El sonido de “un cuarteto tocando en una habitación”. Era el momento, la época, el sabor europeo. Los cuartetos de cuerda del romanticismo llevados al Lejano y Salvaje Oeste. Convertidos en: contrabajo, violonchelo, guitarra y mandolina. Sin más, y con poco menos que unos acordes persiguiendo al protagonista. “La crudeza de las pequeñas secciones”. La crudeza del silencio y la soledad tan solo roto por unas pocas notas que parecen romper ese sueño romántico. Un sueño que empieza y acaba con la muerte, como todo en el romanticismo. Como todo en el Oeste.
Ese vals errante, crepuscular y casi trágico, no viaja solo. En las infinitas distancias la soledad tiende a acercarse. En los inmensos paisajes del Oeste las culturas se funden como el aire con el calor. The Minstrel’s Song, escrita por el mismo Maclean, Jupiter and Mars, Theme from The Orkestra of the Dead (quizás el más morriconiano), Mbanza Congo (“¿Te gusta nuestra música?”, preguntan los negros a Jay. “Sí. Me gusta mucho la canción”, responde el chico.”Es una canción sobre el amor”, le dicen. Jay, soñador: “El amor es universal, como al muerte”. Y el romanticismo llegó al Oeste), Aeolian Arietta…
Jay Kurzel sale del saloon. Saciado y orgulloso. La pistola en el cinto. La estrella de Sheriff en el pecho. El sombrero bien puesto. Pañuelo al cuello. Las botas bien calzadas. Espuelas afiladas y preparadas para cabalgar. No hay “Babadock” que le intimide, porque él es “son of a gun”.
Filomgrafía esencial de Jay Kurcel:
–The Snowtown (Justin Kurzel, 2011)
–All This Mayhem (Eddie Martin, 2014)
–Babadook (Jennifer Kent, 2014)
–Son of a Gun (Julius Avery, 2014)
Donde encontrar la bso de Slow West: edición de Lakeshore Records, a patir de mayo de 2015.
2 comentarios
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Pues quisiera aprovechar la ocasión para recomendar una pequeña joya del Western australiano: "La propuesta", protagonizada por Guy Pearce.
Un saludo.
Habrá que verla. El western australiano tiene cosas muy interesantes y no se le da quizás la importancia que se merece.
Muchas gracias por la aportación! 🙂