El Universo DC se va ampliando poco a poco en cines. Y respecto a esto, me encuentro bastante dividido. Por un lado, añoro a Zack Snyder y el proyecto que comenzó con Batman vs Superman, que aunque muchos se empeñen en seguir negándolo, sigue siendo la mejor película de superhéroes realizada en los últimos años. Y es que el director de 300 tenía en mente una especie de arco argumental que abarcaba también la segunda entrega del Hombre de Acero hasta culminar en una Liga de la Justicia cuyo montaje dista mucho de ser el que vimos en salas. Un proyecto basado en una historia más oscura, más intensa y donde prima la profundidad en los personajes por encima del espectáculo pirotécnico. ¿Cuál podría haber sido el resultado? Nunca lo sabremos. Y por otro lado, sabiendo ya que nunca veremos culminada esa obra, DC ha optado por una vía más ligera, como la definen algunos, más “marvelizada”, pero afortunadamente sin caer en el aspecto chistoso y burdo. De hecho, según han explicado en otras ocasiones, lo que se pretende ya no es crear un universo compartido, sino ir contando historias independientes de estos personajes, aventuras solas y únicas con las que crear una diferenciación respecto de la Casa de las Ideas.
Bien, teniendo en cuenta estos factores, ya es mucho más fácil dejarse llevar por esta nueva propuesta, con el héroe acuático de la JLA, miembro puntual en determinadas ocasiones dicho sea de paso. Una vez más, con Geof Johns a los mandos, se adapta uno de sus arcos argumentales, el de la Guerra por el Trono, para contarnos un poco los orígenes del Aquaman.
Pero aquí DC ya marca la diferencia y nos retrotrae a otras épocas pasadas, cuando se comenzaron a hacer estas películas, en las que no era necesario hacer un prólogo largo que contara la infancia del protagonista. Aquí nos encontramos ya con un Arthur Curry ( Jason Momoa) consciente de su doble naturaleza y enfrentándose a su eterno conflicto: la división entre el reino de Atlantis y el de la Tierra por así decirlo. Una aventura de la que poco más voy a decir para que podáis disfrutarla teniendo los menores conocimientos posibles acerca de ella.
Tan solo diré que es una demostración palpable de lo que se puede hacer cuando se contrata a un buen director y le dejas hacer. James Wan, creador de Expediente Warren, ya tiene experiencia en el género de la acción con Fast and Furious 7 ( después de la cinco la mejor entrega de la saga), rodando buenas escenas de acción, algo que demuestra de nuevo en esta Aquaman, donde una de las cosas más importantes es que tendremos buenos momentos de combates y tiros que se disfrutan con todo lujo de detalles, algo en lo que flaquean últimamente las cintas de este género.
No todo es perfecto en esta película, pues hay aspectos del guión que no están bien explicados del todo aunque tampoco suponen caer en la confusión y quizás se añora un poco más de oscuridad que es la marca distintiva de DC, pero independientemente de esto, Aquaman tiene elementos a su favor como el hecho de contar con buenos actores que se creen sus personajes y logran dotarlos de vida. Una cinta en la que por fin tenemos también un buen villano y además Wan nos da algunos momentos que podrían formar parte de una buena película de terror. El resultado final es un producto muy bien ejecutado, enloquecido, surrealista en muchos aspectos pero dirigido con cabeza y por alguien que sabe cómo manejar esos elementos. Aquaman puede ser la sorpresa de este año y creo que demuestra que en DC aún es posible crear algo original y con entidad propia.
– Crítica escrita por Ramiro González