Yo soy la Juani [Críticas de un cinéfilo bipolar]

Yo soy la Juani

Director de películas como “Las edades de Lulú” (1990), “Jamón, Jamón” (1992) y “Bámbola” (1996), entre otras, esta pieza cinematográfica del finado maestro Bigas Luna se habla de tú a tú con aquéllas. La historia embelesa con el fetiche usual de Luna: una chica que desborda sensualidad sin dobleces. Verbigracias de los filmes mencionados líneas arriba, las inolvidables (de aquellas épocas), Francesca Neri, Penélope Cruz y Valeria Marini, respectivamente y por supuesto el caso que hoy nos ocupa, Verónica Echegui, como “la Juani”.

De familia «clasemediera», con una madre digna, pero frustrada por sus sueños rotos de ser cantante y con un padre en un callejón sin salida ante el posible embargo de su propiedad (mal, por cierto, que aqueja a la sociedad española desde hace años), Juani debe hacer frente a la vida. Con un novio que la quiere, pero que no deja de estar estigmatizado por un mal del sexo convexo: la infidelidad, el oportunismo de saborear carnalmente a otra fémina que no sea la de él. Al sufrir ante sus propios ojos la traición de Jonah (Dani Martín) y en busca de convertir en realidad su sueño de ser actriz, Juani decide tomar maletas y marcharse rumbo a Madrid, acompañada de su gran amiga Vane (Laya Martí), quien también sufre los excesos de su novio, Nacho (Gorka Lasaosa), aficionado al sexting.

Yo soy la Juani

Las ganas de ser se ven reflejadas en esta parte de la película, donde ambas chicas enfrentan la difícil situación de abrirse paso en una ciudad cosmopolita, competitiva y sin miramientos; “ponte las pilas” será una frase que le recordará a Juani que no sólo es querer y desear, sino también la inteligencia y la habilidad que ponga en su búsqueda de cristalizar su soñado deseo. La vida no le resultará fácil; además de ser confundida con meretriz de alta cama, la alicaída y endeudada vida de su padre lleva a éste a caer enfermo; ante la premura de la circunstancia Juani decide regresar a su ciudad de origen. Una vez ahí parece doblegarse ante la nueva presencia de Jonah, pero una nueva infedelidad de él le hace retomar armas. A pesar de los ruegos de éste de no abandonarle (escena enmarcada con la magnífica canción “Como Un Mar Eterno”, con la españolísima voz de Isabel Iglesias), Juani toma la valiente decisión (como muchas mujeres en todo el mundo) de asir en sus manos la vida propia.

Yo soy la Juani
Ejemplo de voluntad y empeño, como ella misma lo connota: “me dejaré la piel; voy a ser actriz”, nuestra protagonista regresa al escenario del esfuerzo y de los sueños. Juani, dejará de ser una párvula, para tomar el camino que merece: el camino de las estrellas, el camino de toda gran mujer.

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4 respuestas

  1. uff, mira que yo soy fan del cine español, pero en cuanto se hace apología de la comunidad cani, ya sea en el cine, la literatura, la televisión o en cualquier medio, conmigo que no cuenten.
    Bastante tengo ya con lidiar con esos despojos sociales en la realidad, como para tener que verlos también en la ficción.

  2. @Gonzo: te entiendo a la perfeccion, vivo en territorio Cani, pero le di una oportunidad en su dia, y bueno, me la esperaba peor, aunque entiendo el texto del nuevo compañero.

  3. @Johndifool: jajaja… vaya tela, tampoco era para tanto jajaja.. se dejaba ver, y describe una realidad que esta ahi.

    Un abrazo

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