Si yo ahora voy y digo que “el cine coreano está en estado de gracia” , tú vas y te sorprendes. ¿En serio?, ¿dónde te has metido los últimos, no sé, 10 años como mínimo? (coreano del sur, especifico, porque claro, su vecino del norte ni lo puedes ver en Google Maps, así que imagínate el resto).
Es difícil establecer cuando fue el momento en el que festivales, crítica y público no especializado en cultura oriental (refiérome a los benditos frikis que saturan los salones del manga por nuestra estimada piel de toro sin pudor ni mesura –y olé por ellos-) empezó a darse cuenta que algo pasaba allá por el otro lado del mundo. Quizás fuese Kim Ki-duk con su cine contemplativo y poético (“Primavera, verano, otoño, invierno y primavera” y “Hierro 3” serían las que yo recomendaría), o tal vez Park Chan-wook con su esteticismo extremo y ultraviolento (“Oldboy” es una de las mejores películas de la última década, a verla, copón bendito ya) o quizás quien pegó el pelotazo fue Bong Joon-ho con su elegante planificación y su característica mezcla de humor y suspense (“The Host” o “Mother” las pongo en pedestales de piedra maciza).
Sea como fuere, el cupo aumenta, y hoy en día tenemos realizadores tan sumamente interesantes como Kim Jee-woon (“El bueno, el malo y el raro” o “I saw the devil” son impecables) o el que menos títulos ostenta hasta el momento y nos ocupa ahora, Na Hong-jin, quien tras la aclamada “The chaser” nos brinda ahora “The yellow sea”. Y a la primera de esas dos no le pongo adjetivo porque no las he visto, me suena levemente haberla oído, pero tras ver la segunda y antes de ponerme con esta reseña sepan, a “Gurb” pongo por testigo, que “The chaser” ya está en mi poder y ando ávido por degustarla (y de paso no se me quejen que fíjese que pedazo lista de peliculones les he dejado para googlear y hacer lo que ustedes consideren oportuno, cof cof cof).
“The yellow sea” cuenta la historia de un pobre diablo, Gu-nam, un noble perdedor que trabaja como taxista, malvive y paga las deudas de una esposa que se fue con la promesa de volver (pero que nunca lo hizo) en la región de Yanbian, tierra de nadie que supone la frontera de Corea del Norte con China y Rusia, un terreno maldito y baldío donde la principal fuente de trabajo es el mercado negro, y cuyos habitantes huyen como pueden principalmente a Corea del Sur, como emigrantes ilegales. Atrapado en una espiral descendente sin freno de deudas sin viso de solución, se le presenta la oportunidad de escapar de su destino: sólo tiene ir a Corea del Sur y matar a un desconocido. Como en tantas otras ocasiones, nada es tan sencillo como parece y hay mucha más gente interesada en ese asunto de lo que inicialmente estaba acordado.
Lo he dicho una y mil veces, pero como no me conocen en persona (para bien o para mal) no me lo habrán escuchado, pero soy de la opinión que sin un buen guión… apaga y vámonos. Que un buen guión mal dirigido hace una película más que decente, pero un mal guión (malo, recalco, no mediocre) bien dirigido hace una película que engaña durante poco. No hacen falta millones de presupuesto, ni quejarse por la limitación de medios (un mantra en nuestra estimada industria, y me muerdo la lengua que me lanzo): ¡un buen guión, leñe, es cuestión de talento!
Aquí tenemos un guión fantástico, con unos personajes potentes, una historia sencilla pero eficaz y una estructura tan infalible que consigue la dificilísima tarea de sustentar el edificio que supone una película de 2 horas y 37 minutos con una facilidad pasmosa. Porque sí, la película es larga de narices, pero oigan, se pasa en un suspiro (bueno, si me pinchan mucho les diré que quizás, quizás, quizás los últimos 15 minutos sufren de extenuación, pero vamos, minucias).
Esta es una historia que ya parte de la opresión que suponen sus fronteras geográficas, países de relación sin solución, y es esa misma presión la que empuja a Gu-nam sin alternativa posible a través de la película, puesto que volver atrás (¿atrás a qué?) no es nunca una opción para él. La historia criminal de por sí puede dar para mucho, pero Hong-jin parece ser consciente que la empatía es esencial, amigo mío sólo tú encuentras leña (busquen eso en youtube), y es por ello que complementa la nueva vida como asesino en ciernes de nuestro protagonista con la búsqueda de su esposa, una trama vital a la hora de atar al personaje al suelo, que le proporciona drama y dimensión humana, no siendo ya sólo un pelele que vapulea el viento de los acontecimientos.
Dentro del gran dominó humano que es la película, donde un efecto mariposa pequeño y desafortunado la lía parda, entre mafias implacables y policía infatigable, Gu-nam es siempre a nuestros ojos un pobre diablo que no tiene opción, que le ha tocado una perra vida y sólo puede contentarle al final la verdad de lo que le ha llevado a donde está, tanto a él como a la poca y triste familia que tiene.
Siguiendo en la línea de sus compatriotas de la nouvelle vague surcoreana, Na Hong-jin, quien es autor del libreto además de la dirección, plantea una historia dura, sin ataduras ni concesiones, que se recrea en el festín visual de la violencia y hasta se podría uno aventurar al afirmar que se recrea un poco en el sufrimiento de su protagonista. Desde un principio que me recordó al Iñarritu de “Amores perros”, trazando claras líneas de analogía entre hombre y animal (puesto que la película está plagada de bestias con piel humana) en un paisaje desolado, la película es el viaje de conversión del taxista en asesino, en paria y finalmente en él mismo. Una evolución que casi podíamos calificar de involución en determinados instantes, y que la película transpira desde el mismo momento en que se nos presenta su naturaleza episódica. Visualmente detallista, plagada de primerísimos planos, elegante en su primera mitad y frenética en la segunda.
Y cómo no, los actores. Qué buen material hay en Corea, señoras y señores, magnífico. Mientras me intentan vender una y mil millones de veces que Tom Cruise es Ethan Hunt (cuando es mentira, desde “Magnolia” -1999- Cruise es siempre Cruise haga lo que haga, con su mismo pelado y su misma faz rasurada), los intérpretes coreanos transpiran verosimilitud por los cuatro costados. Ha Jung-woo como nuestro taxista Gu-nam, es Gu-nam, sientes su dolor y confusión en su mirada, sin largas explicaciones ni trucos de ningún tipo. Tiembla y duda y siente miedo total credibilidad, y como él, el resto del reparto.
Ese mar amarillo del título se nos queda vago, como el concepto de la marea humana que surca las aguas del mismo nombre en busca de un futuro mejor al otro lado del país, como ese horizonte que Gu-nam busca sin esperanza real de encontrar, avanzando por inercia, por puro instinto de supervivencia animal frente a la avaricia humana del resto de personajes, y dejando el tela de duda, como en otras ocasiones pero con especial fuerza, qué tipo de bicho es el hombre.
«The Yellow Sea» se estrena en nuestro país el próximo 5 de enero, y aquí tenéis el trailer en V.O. subtitulado.
6 respuestas
Magnifica reseña !!!!!!
Estoy completamente de acuerdo contigo con lo de Oldboy pero the Host me resulto un poquito fiasco,en cuanto a las demas reconozco mi ignorancia que espero solucionar pronto.
¡¡¡ Si es que dan ganas de verlas nada mas que leyendote ¡¡¡¡
@Joe Frazier: si que es una buena reseña, pero como veras en la linea de autor, esta escrita por nuestro amigo Javier Garron, que amablemente asistio al preestreno de la cinta.
Javi consigue entusiasmar, y esta claro que tengo que aprender muuuuucho de el.
A mi The Host me parecio entretenida, y OldBoy, tengo que verla, pero la verdad es que estoy muy verde en este tipo de cine.
Un saludo
No es la primera reseña pòsitiva que leo sobre esta película, así que habrá que darle una buena oportunidad.
Saludos
@Serreina: nuevamente es una reseña de un colega… pero igualmente pienso que hay que verla… si o si…
Estoy de acuerdo con la opinión sobre el cine coreano que muestra la reseña. He visto algunas de las peliculas que se mencionan y me dejaron buen sabor de boca, habrá que ver "The Yellow Sea, a ver que tal. Buen artículo!
N & CO. : me alegro que al final te animes a comentar… se que cuesta.. pero se agradece que te pases por aqui y des tu opinion.
El articulo es de Javier Garron, que fue a cubrir el preestreno de la cinta, pero igualmente muchas gracias. Me alegro que sigamos entre tus lecturas.