Crítica de «Los hombres libres de Jones» (Free State of Jones, de Gary Ross)

Al ser electo presidente constitucional de los Estados Unidos de América, Abraham Lincoln del Partido Republicano (un clásico yanqui con fuerte sentido religioso y democrático) vino a representar el detonante final para el inicio de la Guerra de Secesión Americana (1861-1865) que tuvo en Mississippi a uno de los 11 estados que declararon su salida de la Unión; es en este estado americano donde se enclava la historia de un personaje singular conocido como Newton Knight, quien declaró la independencia de su condado llamado Jones al nombrarlo “Free State of Jones”, título epónimo de la película, leitmotiv de esta crítica

Con un nutrido tema como es el período de esclavitud en los Estados Unidos, la cinematografía hollywoodense ha sabido destacar en este campo, con innumerables ejemplos a través de los años, descollando algunos filmes por lo bien facturados que están; un caso reciente, 12 años de esclavitud, ganadora del Oscar a “Mejor Película” hace 2 años.

Siempre se encontrarán historias para contar y de este apartado sobre el proceso evolutivo de la emancipación de la raza afroamericana más, ahora desde la vida de un personaje que sale a flote con esta película de Gary Ross, quien pensó que había encontrado una rica veta que explotar en el periplo de Newton Knight como desertor del Ejército Confederado (o Separatista) y a la postre denodado defensor y aliado de los derechos de los afroamericanos.

Newton Knight, de raza blanca, formaba parte del Ejército del Sur del general Robert E. Lee, pero un suceso vino a ser el punto de inflexión que cambiaría su historia para siempre: la muerte de su sobrino adolescente durante una refriega con el Ejército de los Unionistas; sin embargo, esto en lugar de arengarlo para proseguir con la causa separatista, lo lleva a desertar de las fuerzas sureñas para convertirse en objeto de persecución por parte de la milicia local. A raíz de ello, es que surge el mito de Newton Knight, como un guerrillero de los pantanos del Mississippi y quien logra conjuntar un pequeño, pero bien parapetado ejército de rebeldes. Incluso Knight se agenció algunos buenos triunfos sobre la milicia local que le hizo ganar algunos condados más allá de Jones. A pesar de las victorias logradas y de su fama creciente, Newt (como le decían sus allegados) no logra el apoyo del general Ulises S. Grant (jefe militar de las fuerzas armadas unionistas) y ante el acoso constante de los sureños, Knight declara la emancipación, tanto de la Unión (el Norte) como de la Confederación (el Sur), del Estado Libre de Jones (“Free State of Jones”). Este hecho viene a representar la quintaesencia del legado histórico de Newton Knight.

A pesar de la riqueza de historia ante la que se encontraba Gary Ross, éste nunca logra aprovechar la enorme expectativa que despierta el hito único marcado por Newton Knight, que fue el de declarar independiente el condado de Jones como ya referimos (en términos prácticos, la intención de dar origen a un país independiente enclavado en los mismísimos Estados Unidos), sino también todo lo que ello conllevaba: las cruentas batallas, los momentos de decisión, el temple del personaje; la intensidad emocional de la historia que pudo ser, se pierde en simples anécdotas entrecortadas del protagonista principal.

En contraparte, el inicio del film es estupendo, con algunas escenas que pueden resultar muy fuertes para el público sensible (mutilaciones, sangre, evisceraciones); con un ritmo que parecía prometer, la película entra en un aletargamiento que indica lo poco hábil que es Ross como cineasta; teniendo los ingredientes necesarios para darnos un banquetazo cinematográfico, Gary Ross opta por ir aventando migajas que terminan por nunca saciar la expectativa incitada en un principio.

El personaje de Newton Knight, encarnado por Matthew McConaughey, no termina por cuajar del todo; si solidario en un inicio; si sensible después; si fraternal entonces; Ross no logra definir a Knight de manera meridiana y definitiva, juguetea todo el largometraje con su protagonista al grado de desdibujarlo por completo. Ross quiso abarcar demasiado en el crisol de emociones, en lugar de fijar una postura clara respecto a su personaje principal y por ello lo pierde, al igual que a su película, pues Knight es, a final de cuentas, el eje fundamental de esta historia.

Si fue el simple hecho de la declaración independentista de Newton Knight lo que llevó a Gary Ross a hacerse cargo de este proyecto, entonces cometió un error, pues ni siquiera este acto es tratado con poder y arrojo, más bien Ross lo plasma en pantalla como un buen chascarrillo que Knight hizo en una mañana en que amaneció de buen humor.

Por lo que respecta a McConaughey es una lástima que se haya visto envuelto en un proyecto como éste, pues corta así una excelente racha que traía en los últimos años (“El niño y el fugitivo”, “Dallas Buyers Club”, “Interstellar”, bravísimos ejemplos). Deberá darse cuenta de ahora en adelante que películas dirigidas por cineastas como Gary Ross, corren el penoso riesgo de llevarnos hasta el bostezo y que ninguna declaración emancipadora lo liberará de tal vergüenza.

NOTA: «Los Hombres libres de Jones» se estrena en España el 16 de septiembre, pero en México (ciudad donde reside nuestro compañero Edu Bustamante), ya esta disponible desde hace una semana.

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