Tras ocho episodios de esta tercera temporada de The Walking Dead nos queda algo muy claro: el público pidió acción y zombis, y eso es lo que hemos recibido.
Puede que el grado intimista que alcanzo la serie en algunos momentos aun se conserve, pero no hay duda de que la AMC quiere dar a su público lo que pide, y si bien esto no es algo que satisfaga a todos (ya sabéis eso de que nunca llueve a gusto de todos), he de admitir que el show ha cambiado de forma radical respecto a lo que vimos el año pasado.
Ahora bien ¿vamos a mejor?
Por mi parte creo que sí, pero si el arranque de temporada y sus capítulos iniciales me convencieron completamente, no puedo decir lo mismo del final de esta media temporada, ya que a pesar de que introduce nuevos personajes y plantea un nuevo leit motive para los ya existentes, se me antoja flojo en comparación con otros capítulos que hemos visto ya, y que la verdad, sin esperar mucho de ellos consiguieron mantenernos pegados a la silla como si de ventosas nos tratáramos.
Todos tienen el valor suficiente para una incursión de este tipo… lastima que la puntería acompañe a ningún bando esta vez |
En «Made to Suffer» se produce el esperado conflicto entre Woodbury y el grupo de Rick, y aunque en el campo de la acción no podemos ponerle ninguna pega, sí que hay incidir en que para ser el capitulo que nos despide de la serie hasta febrero, se ha quedado bastante corto.
Por un lado tenemos el escenario de la cárcel, donde para mi gusto sucede lo más interesante del capítulo, ya que el resto, o lo que es lo mismo el poco creíble asalto de Michonne, Rick y compañia a Woodbury, no es más que una sucesión de golpes (algunos más espectaculares y dolorosos que otros), que concluyen con una baja que ni aporta ni resta nada a la serie.
Si bien ahora volvemos a tener gente retenida (los que habéis visto el capitulo sabéis a quien me refiero) a mano del Gobernador, este parece que por fin mostrara su lado más salvaje, un aspecto que tras verlo asesinar a sangre fría a un regimiento de marines, aun no se había desarrollado hasta el punto que todos esperamos.
¿ El empujón que le faltaba al personaje para ser aterrador ? Esperemos que si |
Así pues, y tras un cliffhanger bastante soso comparado con lo que hemos visto hasta ahora (incluido los mostrados en la segunda temporada), nos encontramos con que Rick volverá a la cárcel, y allí tras la sorpresa de encontrarse a nuevos inquilinos (el grupo de Tyreese, que espero que nos de grandes momentos), deberá atrincherarse en espera del ataque del Gobernador y su gente, la cual por cierto, ignora por completo las inclinaciones del grupo «rival», de la misma forma que ignora los actos que se suceden a sus espaldas para proteger su estimado pueblo.
En definitiva no es un mal capitulo, pero tras más de dos episodios de preparación, estoy seguro que a todo el mundo se le quedara un poco cojo, provocando eso sí, que volvamos a desear que la serie vuelva rápidamente, y es que si en algo no hay duda con este producto es que a pesar de sus más y sus menos, consigue enganchar al publico de una forma que muchos otros shows, sean mejores o peores, ya querrían para ellos mismos.
La introducción de Tyreese me parece el gran acierto de la temporada, ojala nos ofrezca grandes momentos. |
Para recordar: la espectacular introducción del grupo de Tyreese y el combate entre Michonne y el Gobernador.
Para olvidar: la mala puntería de ambos bandos, la pésima estrategia y el intrascendente guiño a Shane que pasa sin pena ni gloria, y por supuesto, lo precipitado que resulta todo (capturas y muertes incluidas).