Nuevo Sabor a Cereza, una serie homenaje a Lynch y Cronenberg
Hay que empezar aseverando algo: Esta serie, “Nuevo sabor a Cereza”, va a pasar desapercibida, y se va a convertir en una pieza de culto, en algo que de editarse en formato doméstico, muchos sin duda compraríamos y lo pondríamos en nuestras colecciones. Pero no es una serie de público masivo, no tiene una premisa argumental sencilla, su técnica no es lo habitual hoy en día, y desde luego tampoco pretende ser un producto con el que encandilar y conseguir cifras de recaudación golosas. No quiere ser algo sencillo, fácil ni resultón. “Nuevo sabor a cerezas” quiere ser lo que es, un divertimento goloso, gamberro y suponer una delicia para todos los que disfrutamos con el cine y las series que nos llevan a realizar un pequeño esfuerzo intelectual hacia su comprensión.
Nick Antosca, creador de Channel Zero, se junta con Lenore Zion y adaptan una novela que, seguramente, en otros tiempos habría sido llevada al cine y habría triunfado (de haberse hecho en los años noventa por lo menos). Pero ahora no, ahora una propuesta como “Nuevo sabor a cerezas” está relegada a las plataformas, a ser vista solo en casa. Y aun así, parece que a Netflix le ha costado sacar adelante este proyecto a nivel marketiniano, porque desde luego es muy cierto que prácticamente no ha recibido publicidad (este crítico conoció su existencia gracias a otro compañero de profesión que es un fan de las cosas bizarras), por lo que si funciona, será por el boca oreja. Y como decíamos al comienzo: es una pieza de culto y por lo tanto, no es apta para todos los gustos, y además, es difícil de analizar y de abarcar en su totalidad, pero aquí vamos a hacer un pequeño esfuerzo para esclarecer la esencia de la misma y así, facilitaros un poco su visionado si os apetece acercaros a ella.
¿De qué trata “Nuevo sabor a Cereza?”
“Nuevo sabor a cereza” es la historia de Liza Nova, una joven que a principios de los noventa quiere abrirse camino en el siempre complicado Hollywood. Ha realizado un cortometraje titulado “El ojo de Lucy” con el que ha llamado la atención de un productor, Leo Burke, quien la propone convertirlo en película. Lo que Liza no se imagina es que Leo se va a aprovechar de ella y va a robarle su trabajo (la eterna historia de muchos creadores que han visto cómo su obra era arrebatada por empresarios sin escrúpulos). Un punto de partida que ya hemos visto en otras ocasiones, pero que aquí toma un rumbo diferente. Liza entrará en contacto con una bruja llamada Boro, que la ayudará a maldecir al productor para que este le devuelva su película. Es en este punto donde el relato se desencadena, liberándose, mostrando su esencia bizarra y grotesca.
A nivel estético, “Nuevo Sabor a Cereza” recibe influencia directa de directores como David Lynch o David Cronenberg. La luz tenue, la oscuridad casi constante remarcada por luces de neón, los planos de la carretera oscuros en los primeros episodios (recuerdan claramente a Crash o Carretera Perdida), la concepción de los personajes como seres quebrados espiritual y moralmente, incluida la propia protagonista; y también se percibe la impronta de Nik Reffn, autor de The Neon Demon, una de las mejores películas de la década y también pieza de culto que en el momento de su estreno, causó polémica. Estos ingredientes formales sirven para enmarcar un fondo que ya trabajaban estos directores en su momento: la codicia y el capitalismo desaforado que devora a los seres humanos. El concepto de la Nueva Carne de Cronenberg entremezclado aquí con los delirios psicológicos del autor de Twin Peaks, adornados con brujería, zombis, vudú, y una de las escenas de sexo más bizarras (y por ello interesante) que jamás se han rodado.
Todo ello adornado con una banda sonora que parece salida de la mente del mismísimo Angelo Badalamenti, y con un equipo actoral de altura, muy bien dirigidos (especialmente las dos protagonistas, Liza interpretada por Rosa Salazar y Boro, a quien da vida una estupenda Catherine Keener) construyen una propuesta que resulta anacrónica en estos momentos, y quizás es por esto por lo que resulta un verdadero respiro entre tanto producto fotocopiado. No os la perdáis, así le decimos a Netflix que está bien arriesgar e invertir en cosas diferentes.