Comentar esta miniserie basada en la novela Patria de Fernando Aramburu, supone un ejercicio arriesgado en algunos aspectos. Pero este no es un blog relacionado con la política ni la historia, así que el análisis de esta obra se va a centrar únicamente en aspectos cinematográficos o artísticos, sin entrar a valorar el fondo de la cuestión que trata. Por lo que se hace una pequeña advertencia a aquellos deseosos de carnaza o de polémicas para que busquen eso en otros sitios. Además, lo que narra esta serie va mucho más allá de una novela. Es una historia de la que todos formamos parte, y por lo tanto, merece un respeto y una dignidad. Sí que, desgraciadamente, habrá que aludir en ciertos momentos al famoso cartel publicitario, y de nuevo entrar en el espinoso jardín del marketing que cada vez impregna más los estudios y plataformas de cine y series, que ya usan cualquier excusa para llamar la atención hacia sus productos.
Desconozco cuantos de vosotros habréis leído la novela y por lo tanto conoceréis la trama de la serie. Para comenzar, esbozamos un pequeño resumen: Bittori (Elena Irureta) vive sus días rememorando la vida con su marido, Txato, asesinado por la banda terrorista ETA. Partiendo del día del asesinato, la historia nos sumerge en la vida de dos familias: la de Bittori, y la del asesino, con el eje en el dolor, en los recuerdos, en la sangre derramada y cómo esto ha afectado a todos los personajes. Tampoco voy a decir más, esperando que la descubráis por vosotros mismos. Y entrando ya en las cuestiones formales del producto, pues efectivamente Aitor Gabilondo, escritor y creador de la serie, ha realizado un gran trabajo de adaptación a la pequeña pantalla, aunque tiene momentos en que podría haber sido perfectamente estrenada en cines (de hecho, su debut fue en el Festival de San Sebastián).
HBO, Gabilondo y todo el equipo pueden felicitarse porque se nota que han sido conscientes de lo que tenían entre manos. Unos hechos que forman parte muy reciente de la Historia de España y que son transmitidos con bastante precisión. La cámara no duda en ningún momento en narrar el sufrimiento y el desgarro del asesinato, con una gran intérprete que es Elena Irureta, dando diferentes matices de su personaje como la esposa de la víctima, la madre de dos víctimas, Nerea y Xavi, y más adelante en el relato como la viuda ya anciana, enfrentándose a sus últimos años de vida. La gran virtud que contiene la serie es la misma de la novela. Cada capítulo está narrado desde diferentes perspectivas, para darnos a conocer a los personajes, entrar en sus vidas, en lo que sienten y piensan y en cómo el asesinato los marca para el devenir de sus días. Una fidelidad al texto original que supone un buen complemento a las páginas de Aramburu y que se consigue gracias al gran elenco actoral, que reflejan perfectamente sus diferentes roles en las diferentes etapas de sus vidas (la serie va dando saltos en el tiempo). En definitiva, un excelente guion que entra de lleno en las cuestiones sociológicas, políticas y también eclesiales del momento, sin vacilar y sin ahorrar nada, sin caer en la equidistancia, como han asegurado algunos periodistas que seguramente ni hayan visto la serie.
La cámara no emite grandes movimientos, ni hay técnicas innovadoras ni nada por el estilo. Pero lo que sí que hay es una gran atmósfera marcada por la lluvia, por la grisura del cielo, por la opresión y el miedo. Una oscuridad que poco a poco se va haciendo un poco más clara a medida que avanzamos y se va resolviendo el misterio de quién mató al Txato, hasta llevarnos a un final que puede ser interpretado como el de un cuento de hadas. Un final abierto a la esperanza que solo trae el paso del tiempo.
Ha venido precedida de un cartel publicitario que no ha ayudado en su promoción. ¿O sí? Porque lo cierto es que la polémica sobre el mismo posiblemente haya durado unos pocos días, o ni siquiera ha llegado a tanto. Cuando se ve la serie, con calma y con serenidad, te das cuenta de que simplemente era una maniobra para llamar la atención. ¿Desafortunada? Aquí sí que me mojo, y estoy totalmente de acuerdo con lo expresado por el propio autor de la novela. Desafortunada y además totalmente inadecuada con el resultado final de la miniserie, ya que da lugar a malentendidos y a crear una confusión respecto al tratamiento de los acontecimientos que nada tiene que ver con lo que transmite ese cartel publicitario. Ahora bien, de ahí a decir, como han asegurado también otros, que ya no verían la serie en base a un elemento promocional, pues en fin, ellos verán. Podemos estar de acuerdo en que los tráiler, los spot publicitarios son herramientas para atraer al público, pero no dejan de ser más que eso, herramientas. Si uno quiere saber cómo es el producto final, tiene que hacer el esfuerzo de verlo por sí mismo.
Patria es desde mi punto de vista una de las grandes series de este año, y una de las mejores series de producción española que se han hecho. No solo por sus virtudes cinematográficas de puesta en escena, actores y tratamiento del relato, sino que precisamente de estos elementos positivos nace un gran libro de texto audiovisual que podría y debería ser usado como material en los centros educativos. Una serie maravillosa, que duele, que nos hará llorar y al mismo tiempo nos trae algo de esperanza.