Siempre me ha gustado la mitología griega. No se exactamente cual es el motivo, pero supongo que es el tipo de ficción fantástica más antigua que se conoce y como soy muy fan de la fantasía, es de cajón que me guste el tema. Dicho esto, también tengo que decir que me encanta el trabajo de Kenny Ruiz. Por estas páginas han pasado varias obras suyas y hoy le toca el turno a Telémaco, obra en la que este autor al que muchos conocieron por el movimiento de manga español, trabaja con el guionista Kid Toussaint y los colores de Noiry.
Telémaco es, a grandes rasgos, una secuela de La Odisea. Protagonizada por el hijo de Ulises, esta obra rescata diversos personajes de mitología clásica y une al joven heredero de Ítaca a otros jóvenes héroes entre los que se encuentran Policasta, la hija del rey de Pilos, la pequeña Céfiro (un joven viento del oeste) y Nadie, el ciclope hijo de Polifemo.
Poco a poco todos se irán conociendo en la búsqueda de su padre que ha iniciado Telémaco y que los llevará frente a diferentes dioses y escenarios conocidos por los lectores de La Ilíada y la Odisea.
Con este grupo de personajes, Telémaco nos ofrece una historia entretenida, repleta de acción y humor juvenil, y es que, aunque es una obra para todos los públicos, hay que admitir que esta publicación de Dolmen (original de Dupuis) está bastante enfocada a un público entre 8 y 14 años.
Tanto su dibujo, el estilo de los personajes y el ritmo aseguran una lectura más que agradable, pero estamos ante una obra muy diferente a El Misterio del Capitán Nemo, la anterior obra de Kenny Ruiz en la que el tono y los acabados eran bastantes más adultos.
Al margen de eso, y como ya he dicho, Telémaco es muy disfrutable y en los momentos de escribir esto (siento el retraso), ya se ha publicado en nuestro país el segundo volumen de una obra que, al menos en Francia, ya tienes tres entregas a la venta.
Sin más, vuelvo a repetirme en que Telémaco resulta estupenda para jóvenes lectores, pero que igualmente, es disfrutable por adultos, entre los que me incluyo.
Por cierto, de diez el color de Noiry y la edición que nos traen los amigos de Dolmen. 😉