El desempleo no sólo es drama cotidiano propio de España, también existe en otros países de Europa. De hecho, la crisis económica actual es de una magnitud que llega a más países de los que parece, como es el caso de Suecia, donde también se sienten consecuencias como las políticas de austeridad y el enfado creciente de los habitantes. Gabriela Pichler se ha atrevido a plasmar este asunto, junto con el racismo, en su película «Come, duerme, muere«.
«Come, duerme, muere» es un filme sueco que nos presenta a Rasa (Nermina Lukac), una corpulenta muchacha de origen bosnio. Su vida transcurre trabajando en una fábrica de envasado de verduras, ganando un sueldo con el mantener a su padre enfermo y disfrutando de la compañía de sus amigos más íntimos del pueblo. Todo cambia el día en el que en la factoría deciden hacer un recorte de plantilla debido a la crisis, que también afectará a Rasa a pesar de todos lo que se esfuerza trabajando allí. Entonces, comenzará una vida algo errante, entre entrevistas de empresa, cursos de inserción y reuniones grupales de desempleados. Rasa sufrirá también los prejuicios de muchos por haber nacido en un país de Europa del Este y verá cómo todos sus esfuerzos no son valorados. Pero ella no dejará que nada ni nadie le ponga impedimentos en su vida.
Sin duda, lo mejor de esta cinta es su labor de denuncia social en tiempos de una crisis económica que asola a media Europa. Nos muestra un país en el que se ha ilusionado a jóvenes con un trabajo por el que han tenido que dejar los estudios, a mayores que llevan toda su vida con un puesto de empleo y, de repente, se ven en la calle sin nada con lo que mantener a su familia. Vemos una sociedad en la que importan cosas tan nimias como el país de origen del individuo y no lo que realmente valga como empleado. Al igual que muchas personas que conocemos en la actualidad, los personajes de esta película tienen todo tipo de cualificaciones y esfuerzos en su carrera, pero están perdidos en un pueblo donde apenas quedan esperanzas para sobrevivir. Rasa, en concreto, descubre que la vida no es sólo «quedarse mirando el horizonte«, o como reza el título de la película, «comer, dormir y, finalmente, morir».
En lo que refiere al aspecto técnico, en la película disfrutaremos de un rodaje bien hecho en exteriores, utilizando las localizaciones de un pueblo de Suecia, aparte de unos buenos planos. También hemos de destacar la buena interpretación de su actriz protagonista, Nermina Lukac. Sin embargo, la película se desarrolla de manera algo lenta y pesada, y no pasa de ser un simple filme de corte social con el que entretener a quien esté realmente interesado en, por decirlo de algún modo, «saber lo que ocurre en el mundo». A pesar de este detalle, es una película valiente en su labor y lo cierto es que consigue transmitirnos las sensaciones de sus personajes.