El próximo
12 de marzo se harán entrega los premios BAFTA a los videojuegos, y como todos los años, intento jugar todos los nominados interesantes para saber si la lista de premiados se ha elegido de manera justa o no, según mi opinión. Uno de los juegos nominados de este año es
“Papers, please”, que opta a
Mejor Diseño de Juego y a Mejor Juego Absoluto. Cuando hace unos días me informé sobre este videojuego, que para mí era desconocido, no tardé nada en adquirirlo ya que la premisa pintaba, ante todo,
diferente. Y lo diferente siempre llama mi atención. Una vez más, como ya hice con
Journey en su día, aviso de que no pretendo hacer un análisis típico del videojuego (para eso tenéis mil post por la web), más bien intento hacer una
reflexión de por qué debéis darle una oportunidad.
Un videojuego que os recomiendo encarecidamente, ya que más que divertiros (que también), os hará reflexionar, os hará pasar momentos de tensión horribles, momentos en los que no sabes que decidir mientras el reloj avanza incesante.
¿Comenzamos? ¿Qué nos presenta “Papers, please? ¿Qué lo hace diferente? Pues como comento, la premisa del juego:
El estado comunista de Arstotzka ha puesto fin a una guerra de 6 años con la vecina Kolechia y reclamado a la ciudad fronteriza, Grestin. Su trabajo como inspector de inmigración es controlar el flujo de personas que entran. Entre la multitud de inmigrantes y visitantes que buscan trabajo se esconden desde contrabandistas hasta terroristas o espías.
Para hacer nuestro trabajo de la manera más eficaz tendremos que prestar especial atención a todos y cada uno de los detalles de los papeles que nos van entregando los distintos personajes que desfilan por nuestra ventanilla. A medida que van ocurriendo acontecimientos, irán cambiando los papeles que pide el gobierno para permitir el paso y nosotros, como buenos funcionarios, tendremos que aprendernos bien el reglamento y pillar a todos aquellos que quieren colarse sin tener los papeles en regla a nuestro país… ¿o no? Y es que en esta instancia también entra en juego nuestra ética y nuestra moralidad, como ocurriría en una frontera real, cada persona que viene sin los papeles en regla te cuenta su historia, algunas realmente duras, y forma parte de tu moral decidir si le cedes el paso o no. Y todo ello a contrareloj ya que el tiempo no dejará de avanzar para nosotros y nos pagaran según el número de pasaportes que sellemos.
Aquí muchos pensareis, pues somos buenos y dejamos pasar a todo aquel que venga a contarnos una buena historia que sea creíble. Pero no es tan fácil la decisión, ya que por cada persona que dejemos pasar sin tener los papeles en regla (o persona que no dejemos pasar teniendo los papeles en regla) nos amonestarán quitándonos parte de nuestro nimio sueldo que apenas nos da para mantener a nuestra familia (conformada por nuestra mujer, nuestro hijo, nuestro tío y nuestra suegra).
Entonces llegamos a la tesitura ¿qué es más importante? ¿qué nuestra querida familia sobreviva o dejar pasar a los desconocidos que van desfilando por delante nuestra contándonos sus historias? ¿Qué es más moral? ¿Qué es más ético?
No solo querrán pasar por la frontera de la que somos inspectores personas con problemas de todo tipo, además pasarán terroristas, revolucionarios que quieren acabar con la situación política de Arstotzka. Y será decisión nuestra unirnos a ellos o ponernos en su contra para ser fiel a nuestro país. Un país que por cierto, nos brinda un trabajo que apenas nos da para pagar los gastos mínimos de nuestra familia que en numerosas ocasiones tendrá que elegir entre pasar frío o pasar hambre. Aún aceptando todos y cada uno de los sobornos que nos dan la posibilidad de aceptar los distintos personajes que pasan por la garita, la supervivencia familiar será todo un reto.
Este videojuego tiene 20 finales alternativos, que variarán según las decisiones que vaya tomando cada jugador. Yo en la primera de las partidas opté por cumplir la ley a rajatabla y aguanté hasta el día 31 (no voy a contar lo que ocurre porque es un juego que se disfruta por su trama y comentarla sería cargarme vuestra experiencia de juego). Una vez llegas al primer final, tienes la posibilidad de comenzar una nueva partida desde el día que elijas de todos los jugados, lo que hace que descubrir el resto de finales se nos haga más fácil y menos tedioso para los impacientes (que seguro que habrá muchos). En el mismo momento en el que vi el primero de mis finales, rejugué mi último día y descubrí otro diferente.
Con un diseño simple, una premisa simple, una sola localización, un modo de juego simple, si somos capaces de insertarnos dentro de su trama, nos hará pasar verdaderos momentos de ahogo y tensión, momentos en los que desearíamos apagar el juego y disfrutar de nuestra vida capitalista. Sin embargo, algo nos agarra a continuar, a querer saber quién es esa persona que hemos dejado pasar realmente, a conocer más a fondo de que va la rebelión del supuesto grupo terrorista. En muchas ocasiones, los periódicos nos darán pistas de la suerte que vivieron las personas que nos pidieron favores al pasar por nuestra garita, lo que hace que aún sientas más culpabilidad por ciertas decisiones inmorales (yo tuve que tomar muchas porque preferí darle la mejor vida a mi familia).
Los gráficos no son nada del otro mundo, la banda sonora monótona y aburrida, la simpleza muy abundante en todos los ámbitos que suelen analizarse al hablar de un videojuego, sin embargo, y a pesar de lo que pueda parecer en primera instancia, es una joya de este arte llamado videojuego, un indie que bien merece lo que cuesta (en Steam lo tenéis por 8’99€), rejugable hasta aburrir y con una trama increíble que de la forma más simple nos llegará y nos envolverá hasta llegar al final.
Papeles, por favor.