Despedida de Sitges 2013… con terror (Crónica día 8)

Dos películas de terror cerraron el viernes mi estancia en el Festival de Sitges 2013, aunque la primera de ellas, ‘Retornados‘, se podría calificar mejor como un trhiller, ya que, aunque su trama gira en torno al mundo zombi, el filme se centra en cómo los dos miembros de una pareja afrontan juntos los últimos momentos de su vida cuando saben a ciencia cierta que se van a tener que separar. La historia que cuenta la cinta del director español Manuel Carballo –La posesión de Emma Evans– relata cómo el mundo ha sufrido varias olas de una pandemia que convierte a los seres humanos en zombis. Sin embargo, se descubre una especie de proteína que, suministrada una vez al día a los infectados, hace que sus vidas sean completamente normales. Pero el problema radica en que parte de la población cree que estos “retornados” son una bomba de relojería y que es mejor tenerlos controlados en campos de seguridad, sobre todo cuando la producción de las dosis mermua tanto que la tensión contra los infectados acaba en asesinatos masivos. No obstante, no esperen una película de zombis al uso, porque tan sólo se escenifican dos muertes llevadas a cabo por ellos. El filme explica, con un ritmo muy lento, cómo viven los protagonistas ante un futuro más que incierto. La relación de los dos personajes principales, interpretados por Emily Hampshire y Kris Holden-Ried, está muy trabajada, y tanto sus miedos como sus emociones se transmiten muy bien al espectador. Pero la cinta se ve necesitada de más dosis de acción, sobre todo tratándose de una película de zombis. Además, Carballo se toma su tiempo en plasmar el emotivo final, cuando el público hace ya rato que sabe cómo va a terminar todo. La idea de Retornados supone un enfoque original, pero su puesta en pantalla no ofrece un resultado demasiado alto.

La otra película, esta sí de terror con todas las letras, fue la esperada secuela de Insidious, de James Wan. Insidious: capítulo 2 retoma la historia de la familia Lambert justo después del final de la primera cinta de la saga, cuando sus miembros se mudan a la casa de la abuela para tratar de olvidar lo vivido en su anterior residencia. Pero el padre, Josh, oculta un secreto, tal y cómo se mostró en la última parte de Insidious. La trama está bien construida, con la vuelta de los personajes al mundo de los espíritus y contando la historia del fantasma de la primera película, que tuvo una niñez muy peculiar debido a la locura de su madre, causante de las desgracias sufridas por los Lambert. El director emplea varios flashbacks para explicar todo el guión -en el que se cuenta también la niñez del propio Josh– y para unir los dos filmes, pero el terror no está tan bien conseguido como en Insidious, ya que los sustos son en su mayoría bastante predecibles y la repetición de recursos desmotiva mucho al espectador. El suspense se mantiene porque la historia es enrevesada y permite el lucimiento del director, que en algunas escenas sí que crea momentos con una atmósfera llena de tensión, pero el miedo no campa a sus anchas tanto como en la primera cinta. Por cierto, los aficionados al género sabrán ya que habrá tercera entrega de la saga, que se proyectará en 2015, y que se supone que continuará con la historia de la familia Lambert tras el final del segundo capítulo.

Como resumen de la edición de este año del festival español, el nivel de las películas ha sido bastante aceptable, con grandes filmes que seguro llenarán las salas de cines cuando se estrenen, además de haber presentado una gran variedad de géneros -comedia negra, gore, trhiller, animación…-. Pero también hay que poner un “necesita mejorar” en el tema de la organización, porque quizá habría que reducir la sección oficial -ha habido 42 películas en ella- para que se pudiera ver en su totalidad y el certamen no resultara tan inabarcable.